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viernes, 4 de junio de 2021

¡Hermoso árbol ahorquillado!

 

Árbol ahorquillado (detalle).

Árbol ahorquillado.

¡Hermoso árbol ahorquillado, qué has soportado durante años los ruidos y olores de la gasolinera vecina!

Qué lúgubre veo tu futuro inmediato.

Tienes ya demasiado cerca, esas arañas amarillas o blancas, con orugas y cuchara hidráulica, gestionadas por turbios políticos henchidos de avidez recaudatoria, a los que si no les importa el ser humano, ¿les va a importar un pobre árbol ahorquillado?

No puedo hacer nada para impedir tú final fatal, pero sí puedo mantenerte en el recuerdo de tu Montgat, con la humildad que hoy tienes y el miedo que sin duda te inunda aunque no lo sepamos ver.

¿O no has sido consciente tú, árbol ahorquillado, de que ese no era tu hogar o mejor, que aún habiéndolo sido, te lo habían quitado desde hacía mucho?

Mientras esta estela exista perdurará tu memoria.

Aunque triste valedor tienes.

Triste pero fiel y mantener tu recuerdo mientras pueda, es mi compromiso de fidelidad.


Postdata, a 2021.12.16.

Ya no existen el árbol ahorquillado ni sus compañeros.

Han pasado unos escasos seis meses, desde que inicié la entrada.

Triste pero previsible final para un pobre árbol y sus compañeros.

Es la política nacional capitalista de golfos apandadores que no tienen más afán que el enriquecimiento propio a coste del trabajo ajeno.

Cuando era pequeño veía como la Naturaleza era destruida por golfos al grito de; ¡todo por España!

Hoy ya al final, veo como la Naturaleza sigue siendo destruida por golfos al grito de; ¡todo por Cataluña!

La única diferencia entre aquellos y estos, es que aquellos hacían y callaban.

Y estos hacen y mientras hacen babean; ¡Catalunya!, ¡democracia!

Como si pensaran que para la raza inferior que les rodea, privan las palabras sobre los hechos.

Esa es la diferencia. Aquellos no eran racistas, estos sí.

Aquellos eran golfos normales, estos son golfos supremacistas.

Y el sentimiento supremacista nace de la simbiosis de la estupidez con el complejo de inferioridad.

Pobre árbol ahorquillado!

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