Solemos saber cuándo empiezan las cosas.
Quizás, si son muy antiguas, no tengamos más que una
fecha aproximada.
Pero no sabemos cuándo acaban.
Se cuando empecé este blog, pero no sé cuándo lo
acabaré o cuando me lo acabarán.
Puede que el blog me sobreviva, pero por ahora no
tengo discípulo para ese menester.
Por eso, como llevas unos años conociéndome, me
parece inadecuado no despedirme cuando deje esto.
Pero claro, como no sé cuándo lo voy a dejar, me he
planteado dejarte una despedida preventiva.
Y para que no quede raro y no desconcierte a las
nuevas visitas que pudieran haber y caso de que siga subiendo entradas una vez ya
me haya despedido, he pensado colocar esto perdido entre las entradas del blog,
de forma que nadie lo encuentre, salvo que por casualidad se tope con él.
Y a la vez de poner un gadget que anuncie el fin, de
manera que el día que deje esto y no pueda despedirme en este momento, el
visitante pueda ir al gadget y encontrar esta despedida preventiva.
No sé si me he explicado bien, pero creo que lo
habrás entendido y habrás visto que es ingenioso.
El objeto es no faltar a la elemental educación y no
irme a la francesa.
La despedida va a ser corta.
Como no te conozco, no puedo decir que ha sido un
placer compartir esta andadura contigo.
Sí puedo decir que te agradezco tu o tus visitas,
que han engrosado el contador.
Como mi actividad es puramente filantrópica, ese
engrosamiento solo ha servido para satisfacer mi ego.
Pero como mi ego es ridículamente pequeño, ha
servido para poco.
El objeto del blog era distraer y acompañar a
personas solitarias o enfermas y creo que, aunque sea en poco, algo ha hecho.
Es el equivalente a un libro de mil páginas.
Más o menos.
También tenía por objetivo transmitir a mis deudos
una experiencia de vida.
Pero eso ya lo doy por fracasado, porque mis deudos
me han dicho que cuando les deje, no leerán nada porque les pondría muy tristes.
¿No te fastidia mayo con sus flores?
Pues nada. ¡Ala y adiós!
Cuando me aburra y pueda, iré poniendo fotos para
que el cacoso buscador de imágenes de Google tenga más carnaza.
Y colocaré comentarios personales, para que quien
entre con asco pueda ignorarlos y así hacerme un desprecio.
Que pienso en todos, amigos y enemigos.
Hasta la vista, no sé cómo ni cuándo.
Recuerda que para el espíritu no rige el espacio y
el tiempo, que son propiedades de la materia y nuestra materia pronto será
alimento de hongos, que luego se los comerán unos turistas en un restaurante
italiano, salteando un arroz.
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