Tiana (Barcelona). Parque de la Sierra litoral. Foto: Angélica Regidor. |
No tengo claro si cabía aquí este proyecto.
Pero lo traigo como testimonio virtual contra el
aborto.
Creo que acabo de escribir una tontería, pero me
explico para que tú juzgues.
Estando de alcalde en Tiana, un antiguo trabajador por
mi cuenta en el programa de estudio de la contaminación marina, MEDPOL fase
2, del que hablo en el blog, le planteé crear en Tiana, en uno de los muchos
espacios libres, una exposición sobre naturaleza, que explicara la fauna flora y
geología de esta zona de la sierra litoral.
A este efecto, le escribí una carta (Tiana, abril de
2008), proponiéndole el proyecto y adjuntándole un currículo que dieran soporte
a la propuesta. En total, dieciocho páginas.
Me pareció oportuna la propuesta, porque Tiana está
en ese parque de la sierra litoral y porque la cultura de la naturaleza es algo
que lleva en su ADN todo ciudadano. Bueno casi todo.
La propuesta era totalmente filantrópica, incluidos
los materiales de la exposición.
El alcalde lo tenía muy claro; ya tenemos un
observatorio meteorológico y no necesitamos más cultura, me dijo, más o
menos.
Luego, con el tiempo, he visto por qué no necesitaba ese tipo de cultura.
Porque el pueblo se ha desbocado en un urbanismo que
arrasa el parque, su fauna, su flora y su geología.
Un servidor no sabía que ese era el futuro que le tenían preparado a Tiana.
Pero él sí lo sabía y actuó en consecuencia.
Mi oferta fue abortada porque no se deseaba ese hijo,
que podía entorpecer los planes urbanísticos de las personas que se querían
enriquecer de lo que mi proyecto quería potenciar como valor intangible.
Ya iré hablando de ello, pero en mi actuación en
defensa de la naturaleza, siempre ha habido quien me ha utilizado para sus
intereses de una u otra manera.
En su momento no he sido consciente de ello, porque soy bastante torpe para el mal.
Pero con el tiempo, por ciego que sea uno, se
da cuenta de que le están metiendo el palo en el ojo.
Esto me ha pasado en el ámbito familiar y en el profesional
e imagino que me seguirá pasando, porque la cabra tira al monte.
Creo que mi tenacidad en defensa de la naturaleza,
luchando contra el desinterés de una sociedad egoísta y cruel, está dando o
dará algún fruto.
Probablemente no lo vea porque sea a largo plazo y
tan pequeño que quizá pase inadvertido. incluso para los que lo vean.
Pero para mí el éxito no está en el reconocimiento
sino en la coherencia.
Como han creído y creen civilizaciones milenarias, como la egipcia o la cristiana, cada uno tendrá su juicio particular.
Valorar si una cosa es buena o mala, es una tarea para la que el hombre no necesariamente tiene que estar capacitado.
Y por eso no tengo claro que no se le pueda juzgar por
haber hecho cosas buenas o malas.
Pero si se le puede juzgar por la coherencia de sus actos; por si ha actuado conforme pensaba en conciencia o no.
Y por la formación de esa conciencia conforme a la ley natural.
Para ese juicio debemos prepararnos y para ese me
preparo.
No sé si tengo razón en lo que defiendo con tan poco
éxito.
Pero sí sé que es una defensa coherente con lo que
pienso.
Por eso he traído aquí este aborto de proyecto que
resultó en nada, como resultan todos los abortos.
Pero en un nada con matices:
Los abortos pesan sobre la conciencia de los que
intervienen en la decisión y en el acto.
Este aborto no pesa sobre ninguna conciencia, flota
sobre ellas.
Porque los protagonistas directos, actuábamos con coherencia, para bien o para mal.
Pero no dábamos la talla.
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