Como ya te he comentado en el blog, en un momento de
mi carrera profesional como economista, dejé todo y me fui de pastor y
agricultor al desierto de Almería.
Estas eran las tareas principales, con otras
actividades marginales que ocupaban mi atención como naturalista y como maestro,
que ya he dicho es mi vocación natural.
Una de las actividades en que me metí, es que
sabiendo que había un espacio amplio y sin uso en el puerto de Almería, pensé
en reproducir lo que había hecho en Barcelona y crear un pequeño taller de escuela
del mar.
Al frente de la autoridad portuaria del puerto de
Almería estaba un fulano que militaba en el partido popular.
Daba lo mismo donde militase, porque
fundamentalmente, su profesión era la de vendedor de alfombras.
Tuve una o dos conversaciones con él, en las que se
demostró de lo más abierto, cordial e interesado por el proyecto que le
presentaba.
Me dejó trabajar y cuando estaba todo bien
esbozado, el individuo se quitó de en medio y si
te he visto no me acuerdo.
Si te hace esto un descamisado de taberna, no te
sorprende.
Pero si te lo hace un representante de la
administración, con su camisa y su corbata, en un elegante despacho, te
desconcierta.
Ya sabía que los socialistas son una banda de
apandadores pendientes de la fortuna del tío Gilito.
Me sorprendió que los populares fueran más de lo
mismo, pues creí que era la posición “del lat. oppositio,
-ōnis, Acción y efecto de oponer u oponerse.” (RAE).
Tenía oído que socialistas y populares eran
garbanzos de una misma cazuela, pero siempre me quedaba el consuelo de que fueran
habladurías.
No, no son habladurías mal intencionadas o
partidistas.
Según mi experiencia personal, puedo afirmar que los
directivos socialistas y populares con los que me he tropezado, son la misma
cosa.
Conozco contadas excepciones socialistas decentes,
porque los he tratado más.
No conozco excepciones populares, aunque sin duda
las habrá.
En cuanto a la militancia creo que son tontos los de
un lado y los de otro, aunque, como en botica, se encontrará de todo.
Solo quiero citar el episodio y no perder tiempo con
lo que no vale un céntimo.
Podría traer aquí el nombre del fulano, pero ya
sabes lector, que no es mi política ensuciar el blog con nombres indignos.
Si quieres saber más, busca en Google quién estaba
al frente del puerto de Almería en la fecha del proyecto.
Ese, era un vendedor de alfombras, que sin duda
habrá hecho carrera en el partido popular.
Pero puedo equivocarme, pues con la misma convicción,
debo decirte, que en cuestiones del corazón soy un verdadero desastre.
El trabajo lo hice, pero cayó en mal suelo.
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