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viernes, 23 de febrero de 2024

No suelo desayunar... Vegetarianismo y mili.

 

Un desayuno frugal... más o menos.

No suelo desayunar.

Dicen que es la comida más importante del día.

Dicen muchas cosas y las contrarias.

Normalmente el cuerpo no me pide desayunar y creo que todas las comidas son importantes por igual, sean comidas o picoteos.

Lo importante es comer cuando se tiene hambre y comer poco de cada vez.

Y desde luego comer siempre con moderación. Una buena medida es levantarse de la mesa antes de ver saciado completamente el apetito.

Creo que es mejor descansar antes de comer que dormir la siesta.

O mejor, hacer las dos cosas.

No me sirve la excusa de lo agobiado del tiempo moderno.

Digo descansar antes de comer y dormir la siesta, que puede ser media hora.

Es mi parecer, que no va a misa. Solo es un parecer.

Tengo argumentos para afirmar esto, pero no vienen al caso pues nos iríamos muy lejos.

No soy un dietista.  Estoy tan alejado de los dietistas como de los ecologistas. 

Aunque no lo parezca, pues es por cuestiones de matiz.

Mis años de vegetariano no lo fueron para cuidar la dieta, sino como testimonio de la defensa de los animales.

El vegetarianismo por esos motivos, es algo que todos deberían probar.

Cómo hacer la mili de antes. A muchos desemborricaba y les daba una visión realista de la vida.

Con el tiempo he visto cuán sabio es el ejército, pues enseguida vieron, con una simple revisión médica, que era un inútil total e incluso me lo dijeron por escrito. Naturalmente no hice la mili porque total significa para todo.

Al principio no me lo creí, pero luego he visto que tenían razón: Desde siempre he sido un inútil total.

Lo que me sorprende es que luego la sociedad me haya querido para algo.

Con el vegetarianismo pasa lo mismo; una práctica temporal te abre los ojos y te deja ver que si eres gordo o fofo es porque quieres.

Y también que matar animales para el consumo humano puede llegar a justificarse, pero que es injustificable el trato que muchas veces se les da antes y durante el sacrificio.

Pero no me hagas mucho caso, porque a veces chocheo. Arriba te he puesto la fotografía de un desayuno, en un día cualquiera de los que sí desayuno.

Te podría haber puesto también un plato de nata montada, que me tomo a veces con una bebida de chocolate muy popular en Barcelona.

Es una costumbre que adquirí en mis años mozos rondando las granjas del casco antiguo de Barcelona, en los aledaños de la Iglesia del Pino, con mis compañeros de montaña.

Cuando practicaba alta montaña, escalaba y hacía espeleología, a pesar de ser, oficialmente y con certificado, un inútil total.

Y es que la vida, además de vivirla intensamente, hay que vivirla peligrosamente. Dentro de un orden, claro.




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