Habrás visto, a lo largo de estas entradas en el blog,
que no era fácil encontrar un local a pie de calle, para instalar de forma
definitiva mi museo.
Pensé entonces en otras alternativas.
Siempre me había hecho ilusión explotar un barco mercante como barco para la exploración y la docencia.
No me faltaban razones,
pero sí valor para tomar la decisión.
Hasta que un día vi en el puerto de Barcelona en el
muelle de la madera, que llamaban, un barco mercante, que al parecer había trasegado aceite.
Tenía varias cubiertas todas forradas de teca y se veía en buen estado.
Su eslora era de unos cincuenta metros (una manzana
de Barcelona mide unos cien metros) y el aspecto era el de un barco de
aventuras que transcurren en aguas de Malasia.
Entonces la fotografía estaba más difícil y no le
saqué muchas fotos.
Se ocurrió que podía comprarlo y dejándolo amarrado en el
puerto, dedicarlo a local para mis actividades docentes.
Así, dicho de repente, parece una locura pues vivía
de mi sueldo y no era de familia rica.
Pero en aquel entonces había una importante crisis
económica en Grecia y los armadores griegos, que eran una potencia mundial,
estaban deshaciéndose de sus flotas, vendiéndolas a peso de chatarra.
Si el barco tuviera que navegar no tendría
posibilidades de pagar los costes fijos del proyecto. Pero si dejaba el barco amarrado
en un sitio tan céntrico de Barcelona, podría traer las suficientes visitas
como para recaudar fondos y mantenerlo operativo.
El lugar donde se encontraba era muy céntrico y
resultaba ideal para su cometido.
Entonces, las relaciones con las autoridades
portuarias y militares de Marina eran excelentes, gracias a Alfonso Ferrer, que
cito en otros lugares del blog.
Me dirás que Ferrer no era inmortal y que eso podía
cambiar en cualquier momento.
Pero no, aun no siendo inmortal, Ferrer está
plenamente activo al día de hoy y es el mismo de siempre, mejorado por la
experiencia. De haber abordado el proyecto, me podría haber ayudado hasta el
final, en mantener buenas relaciones con las autoridades marítimas.
Pero no fue y especular es perder el tiempo.
Para hacer números sobre este asunto, recurrí al
único profesional que conocía con la capacidad y criterio que se necesitaba
para el proyecto. Se trataba de Pons, al que conocí años antes, cuando me hice
con la V13 (que luego sería el CRIS I), que estaba amarrada al
pie de la Torre de San Sebastián, en el antiguo varadero del puerto de
Barcelona.
Las imágenes que traigo son las del barco en
cuestión, que Pons arregló quitando el fondo de manera pedestre (en estos años,
no estaban popularizados los recursos informáticos como lo están hoy) y unas
anotaciones del interior mostrando las distintas aulas (creo que en la
disposición interior me ayudó ramón Luis M., que cito en otros lugares del
blog.)
El proyecto avanzó bastante a nivel teórico, pero
las circunstancias no debían ser favorables cuando no me lancé a él.
No recuerdo los detalles y me parece que a estas
alturas no merece la pena recordarlos.
Tendré más datos cuando encuentre información sobre ello, información oculta entre cientos de papeles empaquetados de forma grosera para que ocupen el menor espacio posible.
Antes los tenía en carpetas
perfectamente ordenados, pero un día tuve que elegir entre los papeles o la
familia y elegir lo que debía, enterrando la información en una caja sin fondo.
Los documentos existen, pero son de difícil acceso especialmente para una media
persona como un servidor de cada vez menos servicios.
Si me tropiezo con algo relacionado con esto, lo
añadiré a la entrada, cómo voy haciendo hasta ahora.
Aprovechando que pocos leerán una entrada tan
anodina y tan perdida entre otras muchas, te diré que o bien es el cambio de
estación, que a tantos nos afecta o que se me está acabando el combustible y ya mi
único objetivo medianamente real, es llegar a las cien mil visitas, para dar como
exitoso el proyecto de este blog y por acabado el compromiso unilateral con mis
lectores.
... Ya son las diez de la mañana y han pasado ya mil
cosas en casa …llamadas, … visitas…. Parece que vivo en las Ramblas.
Retomo el tema.
Cuando empecé el blog, no me propuse ningún
objetivo.
Pero la verdad es que me asombra haber llegado a la cifra
de visitas de hoy.
Estoy rodeado de cenizos que no paran de hablarme de
la relatividad del número de visitas.
Ya sé que todo es relativo.
Y si todo es relativo, ¿no lo va a ser el número de
visitas de un blog que está en una nube, es decir que existe en precario?
Pero todos esos cenizos no tienen blog y si lo
tienen no es con cien mil visitas.
Bueno aún no, que no se puede vender la piel del oso
antes de cazarlo.
¡Que refrán tan desafortunado como realista!
Al decir que doy por cumplido mi objetivo, me estoy
animando a mí mismo, porque no me gusta dejar las cosas a medias y mientras no dé
por concluido el blog, voy a ser esclavo de él.
Sin embargo, si doy por cumplido el objetivo, me
libero a mí mismo del compromiso de acabar esta cosa y puedo decidir con
libertad si sigo o no sigo.
Oh si sigo al ritmo que me dé la gana y como me dé
la gana.
Queda un poco tabernario eso de dar la gana, pero es
muy gráfico.
Es decir, cuando aparezcan las seis cifras en el
contador, seré un hombre libre.
Bueno relativamente libre.
Porque libre, realmente libre, sólo se es cuando uno
estira la pata.
Y eso aún está por ver. Por eso me esmero en cumplir
bien mis compromisos, no me vayan a quedar hipotecas.
Una de mis hijas, más buena que el pan, logró
comprar un piso.
Y cuando disfrutaba feliz de la nueva propiedad, le
llegó una carta de la vil hacienda, reclamándole un pago complementario porque
decía que había comprado el piso por valor inferior al que la banda de hacienda
tenía estipulado.
Como su economía era flaca, no tenía recursos para
pagar abogados y procuradores y tuvo que pagar el complemento confiscatorio.
Quiero asegurarme que mi su saldo sea cero cuando
me entierren de la forma más barata posible, en el caso de que mis deudos no se
atrevan a seguir mis instrucciones de quemarme las huellas y dejarme tirado
junto a un contenedor de reciclaje.
El de materia orgánica en concreto, para evitar una
sanción municipal.
Hasta pronto, espero que ya como hombre libre.
Pons y Asensi. |
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