Trochocyathus terquemi. |
Eoceno inferior (Ilerdiense). Lérida (España). 10. mm.
Ingresó en mi colección por intercambio, con otros varios ejemplares, en 1996.
Cuando en el siglo XIX, Darwin sacaba lo que hemos
acabado en llamar la teoría de la evolución, la iglesia católica quedó
paralizada y se rindió preventivamente a la teoría darwiniana, que parecía que
acababa con Dios y la trascendencia.
Eso debió divertir mucho a Engels y a Marx.
Pero de ello hace mucho y ya es toro pasado.
Desde entonces han sucedido muchas cosas en ese
ámbito y el puzzle no es tan cómodo y sencillo como pretendían.
Primero, porque Darwin ha sido interpretado de mil
maneras y probablemente ninguna traduce lo que él realmente pensaba.
Hoy en su teoría hay más política que ciencia.
A Darwin, como buen protestante, probablemente le
hubiera dado un pasmo si le hubieran convencido de que su teoría
ignoraba la creación del hombre por Dios. Es más, si que de ella se inducía,
que Dios no existe.
Pero eran tiempos muy revueltos y cualquier castizo
sabe que a río revuelto ganancia de pescadores.
Al paralís de la iglesia católica, que veía
desmontados sus dogmas, siguió una reacción extemporánea que la dejó fuera de
juego por falta de argumentos y razones.
Y así hasta hoy, en que, desde mi humilde parecer,
la teoría de la evolución falla más que una escopeta de feria.
Eso no quiere decir que no la considere, sino que
cada vez son más las voces documentadas, que están en contra de la
interpretación que originalmente se le dio.
A eso sí me sumo.
Creo que la teoría de la evolución es, grosso
modo, atinada, pero falta que aparezca quién haga luz sobre sus muchos
puntos oscuros.
¿Podemos estimar en una o dos generaciones, hasta
que ese científico aparezca?
Ya veremos.
Al paso que va la ciencia, creo que más una que dos.
¿En el entretanto, charlatanes teloneros? Muchos.
Por eso, en mi penúltima visita al museo geológico
del seminario de Barcelona, me llamó la atención la ristra de cráneos, que se
muestran en una vitrina de la entrada.
Este museo siempre ha sido crítico, como la ciencia
exige, a cualquier planteamiento que el vulgo da por sentado.
Esa exhibición craneal, me recordó la, en su día,
rendición preventiva frente a Darwin.
No porque diga algo, que como entonces no dice nada,
sino que, sin discutir, sino simplemente, con una imagen, dice sin decir nada.
Y eso quedaría como anécdota de una derrota
incondicional, si no fuera porque uno de los cráneos, creo que el único real,
pues los demás son réplicas, pertenece a un guanche, a un nativo original
canario.
No me entretuve en leer las etiquetas, sino que me atuve simplemente a lo que me dictó el animador de la sala.
Debo ser demasiado sensible y empático, pero lo
cierto es que aquello me dejó mal cuerpo.
Me dejó la misma sensación que cuando hace años vi
al negro de Bañolas, en el museo de Bañolas.
He dejado dicho mis deudos que cuando muera, me
quemen las huellas y me dejen tirado al lado de un contenedor.
Pero no se me ocurriría decirles que llevaran mi
fémur para exhibirlo en una feria.
Ni mi fémur tiene nada de extraordinario, ni el
museo es en absoluto una feria.
Pero sin duda entenderás, lector, lo que he querido
decir con una expresión tan torpe.
Me parece de mal gusto e impropio de la institución
que lo alberga, que ese cráneo guanche se utilice como reclamo, para conseguir
una audiencia.
Hace años me planté ese proyecto para la sala
cardenal Carles, aún sin estar de acuerdo con su esencia. Porque me parecía
obligado presentar ese planteamiento de la evolución, debidamente discutido, en
plafones objetivos.
Pero nunca me planté el colocar un elemento real de
un cuerpo humano.
El proyecto no lo llevé a cabo por su elevado coste,
aunque encontré réplicas de todos los cráneos más famosos.
Debidamente discutida y documentada, no es que sea
una buena idea, sino que es una idea imprescindible, en un museo de
paleontología que se precie.
Pero lo del guanche me parece excesivo y de mal
gusto.
Al salir, dejé, en la hucha dos euros.
Veinte y cuatro años y dos euros.
Me pareció una alegoría divertida.
A Pilar.
La vida surge en lo imprevisto.
E igual desaparece.
Antes, debemos estar ilusionados para la sorpresa.
Y luego, debemos saber gestionar el recuerdo de la desilusión.
Y en el entretanto, disfrutar de ella.
Es el juego de la Creación.
Este juego sólo se puede alterar pidiendo el milagro. Quizás, en la soledad de la noche. Cuando en el silencio y la oscuridad, a espaldas del mundo que duerme, la oración es más eficaz.
Probablemente nunca leas esto, pero cada noche, pido
el milagro.
Aunque sinceramente, creo que poco vale mi humilde empeño.
Luna y estelas. Foto: Angélica. Regidor. |
Graptopetalum paraguayense. |
Al ver esta foto, en lo primero que pensé fue en la
supervivencia.
Estas plantas de ambientes secos son capaces de
acumular la suficiente agua como para crear una nueva generación, incluso
estando ya en las últimas.
En el cortijo marcaba lindes y senderos, simplemente
dejando caer pencas de Opuntia, que ellas solas se ocupaban de regenerar
plantas grandes.
En la zona llovía muy poco y en contadas épocas,
pero la humedad de la noche era suficiente.
A veces me siento Opuntia, aunque ocasionalmente tomo pizza, cosa que ella no hace.
Le bastan los nutrientes del suelo.
Los probaré.
Graptopetalum paraguayense. |
A Rosi B. organista de mi parroquia, con respetuoso afecto y agradecimiento por sus oraciones, en el ya lejano 2014.
Geranio pensamiento. |
Las rosas rojas son expresión de amor, generalmente
mundano.
Institucionalizo aquí el geranio rosa, como
expresión de afecto.
Concretamente este geranio, que creo que es el
híbrido geranio pensamiento.
Algo así como el clavel, pero más platónico y menos
vulgar.
Y además pensamiento, ese proceso cerebral hoy tan
raro.
Pues eso.
Granate melanita. Murcia. |
Puñetera conciencia.
No me he podido quedar con el amarillo del narciso y
he acabado con el negro de este granate.
Quedo tranquilo.
Es lo propio del día.
El amarillo del narciso, se refiere a esta entrada y su postdata.
Una sepia triste y despersonalizada, me mira desde
su lecho de hielo, preguntándome; ¿tu quoque, fili mi? No, un servidor
no, sepia anónima, que solo vales tu precio.
Los que te venden, han de anunciar tu nombre y tu origen.
Pero aquí solo ponen tu precio. ¿Es caro o barato?
Pues no lo sé, depende de cómo te llames y de donde
vengas.
Pero no te sientas discriminada.
Los mismos que te venden a ti venden, carne humana
sin decir su nombre ni su origen.
Ni su precio de venta, porque la venden en subastas
públicas y secretas.
Públicas porque son al mejor postor y secretas
porque se hacen a escondidas.
No amiga sepia;
Ego sum solus testis.
Retama blanca, Retama monosperma, flor. Foto: Antonio Asensi. |
Retama monosperma, fruto. |
Retama monosperma, aspecto general de la planta florida. |
Hoy me he desfondado.
Hace semanas que vengo fotografiando una retama que
crece cerca de casa y que ha florecido.
Le pedí a Antonio que me hiciera unas fotos de las
flores, con lo que he acabado de fotografiar todo el ciclo.
Tengo la planta insípida, el fruto y la flor.
Con todo eso había pensado realizar una entrada
documentada con esas imágenes.
Pero claro, como estamos en semana santa y
probablemente habrá visitantes creyentes, no creyentes y medio pensionistas, se
me ha ocurrido relacionar la retama con la Biblia.
La retama es una planta triste pero útil, de manera
que la Biblia la cita más por sus propiedades que por su belleza, que es poca
o mucha, pero que pasa inadvertida a un observador
ocasional.
Habla de sus propiedades de arder fácilmente, con lo
que en el desierto debía ser la mejor leña, si no la única y de su utilidad como escoba.
Aunque no relaciona estas propiedades con el nombre
de retama. Aunque sí cita retama a secas en un par de ocasiones.
Bueno parecía que la entrada ya estaba hilvanada.
Pero no. La retama que te traigo no sé si es la retama judía.
Quizá por eso no la citen por su belleza cuando está florida.
La retama que cita la Biblia es probablemente otra
retama común en el medio oriente.
Por eso, cuando daba la entrada por acabada, he visto que no estaba ni mediada.
Debía averiguar, cuál es la retama que prolifera hoy
en Galilea y ver si es la misma que proliferaba hace dos mil años en ese mismo
lugar.
Y ahí es donde me he desfondado.
No tengo ánimos para realizar ese ejercicio, pero
quizás tú sí que los tengas.
He utilizado la versión de la Biblia que aparece en
la página del Vaticano.
Está en español argentino y no sé si eso puede
afectar al término "retama".
He encontrado información práctica en Jeremías, 17.6-8 y 48.6 (matorral), en Isaías, 14.23 (escoba), en Reyes, 1, 19, 4-5, en Job 30.4 y en Salmos, 120. (s.e.u.o.)
Perdona si yerro, pero es que no soy del oficio.
Si te atreves, puedes acabar lo que yo me he
rendido.
Si lo consigues, me gustaría saber más.
En absoluto quiero condicionarte lo más
mínimo.
Te dejo con mi entrada fracasada.
Escribía esto el día de mi santo, san José, pero no lo he podido subir hasta hoy. No importa porque no tiene actualidad. Es algo congénito.
Pero hoy es un día importante
para mí.
Un día casi místico; he conseguido hablar con la
persona que recoge los recados a la médica que me tiene asignada la seguridad social.
La oigo un par de veces al año. Me llama y me
pregunta; ¿qué tal va todo José María?
Muy bien, le contesto siempre, para no estresarla, por los pocos minutos que tiene de visita.
Pues nada, me contesta
agradecida; hasta dentro de seis meses.
Adiós, me dice.
Adiós, le contesto.
Como no se enteró de mi penúltimo ingreso en
urgencias, hoy la he llamado para que se entere del último.
¡Y he conseguido dejarle el recado!
Quizás, porque es el día de mi santo, mi patrono me
ha echado una mano.
O quizás, porque la seguridad social tiene anotadas
las onomásticas de sus pacientes y esos días los trata bien.
Me recuerda, cuando en la república, los maestros
pasaban por las clases de los críos, diciéndoles que pidieran caramelos a Dios y
a Stalin.
Los que pedían caramelos a Dios, no recibían nada.
Los que se los pedían Stalin, los recibían.
La conclusión era clara, Dios no existe, Stalin sí.
Esto me crea un problema. ¿A quién debo agradecer
que me hayan atendido en la seguridad social?
¿A san José o a Pedro Sánchez?
Postdata, mi patrón no debe ser muy influyente en la administración catalana.
Hasta hoy, no he tenido respuesta de la médica.
O a lo mejor, es que Sánchez es gafe para terceros.
Los niños de la república lo tenían más fácil.
Dr. Sebastián Calzada, escolapio. |
En estas últimas semanas, he tenido ocasión de
hablar con personas a las que, entre otras cosas, nos unía la relación con un
nonagenario bueno y sabio; el Dr. en geología y teólogo, padre Sebastián
Calzada, hasta hace nada y menos, director del museo geológico del seminario de Barcelona.
Hacía tiempo que no veía al anciano de noventa y dos
años, pero en estos días he tenido ocasión de hablar con él un par de veces.
Antes había hablado con las personas que cito y
todas me habían dicho que estaba mal.
Si no conociera la naturaleza humana, me hubiera sorprendido al verlo.
Con sus 92 años, acudió puntualmente a la
cita, a la que vino y se fue en metro.
No usa bastón, se orienta perfectamente, me
reconoció enseguida, echamos unas risas y estuvimos hablando de nuestras cosas,
que él recordaba perfectamente, si bien con algunas lagunas que achicaba
perfectamente en cuanto se lo recordaba.
Lo encontré como una persona perfectamente válida
para la convivencia normal con personas de nivel intelectual alto o normal,
incluso conmigo.
Naturalmente, no para realizar una actividad
laboral, pero si para aconsejar y opinar sobre cuestiones técnicas y humanas.
Mis interlocutores me habían dicho que ya no es lo
que era...
A la vista de mis encuentros, mis interlocutores
estaban en baja forma o dislocados.
¡Claro que ya no es lo que era!
¡Si era una eminencia!
Y ahora, con, su merma, sigue dando mil vueltas a
los que le achacan tanto achaque.
No me sorprendió.
Cuando en mi etapa profesional en el
ayuntamiento de Barcelona, Pascual Maragall, el buen alcalde de la ciudad, me
encomendó la tarea de gestionar asuntos de disminuidos físicos y psíquicos, me encontré con una fauna de cretinos a los que les daban mucho
apuro, los paralíticos cerebrales, a los que tachaban, naturalmente en voz baja
porque no era políticamente correcto, de subnormales profundos.
Me costó mucho hacerles entender, porque eran muchos
a los que había que convencer, que en absoluto ocurría eso. Que el paralítico
cerebral no controla sus movimientos, pero intelectualmente es como cualquier
otra persona sin esa afección.
Y ahora me toca convencer a personas presuntamente
normales, que la ancianidad merma fuerzas e inhabilita algunas funciones
intelectuales y físicas pero, salvo que haya algún otro problema, el viejo no
es un disminuido psíquico, es simplemente, un viejo.
Un viejo, que pasa de hacer
jornadas de diez horas para tener méritos delante de su jefe, porque ya no es
idiota y que pasa de hacer determinados trabajos intelectuales o físicos,
porque ya no tiene las energías necesarias.
De ahí a que sea un inútil, hay un mundo.
Y hablo con autoridad en este tema concreto, porque
soy protagonista de una situación análoga.
Ya he comentado y aunque no lo hubiera hecho, quien
no lo tenga presente ha de hacérselo mirar, que disfruto de una disminución que acarreo desde niño, a la que se han sumado, a lo largo de mi vida, otras.
La medicación que tomo es agresiva y me afecta
haciéndome lento de reflejos, al hablar y al obrar.
Por eso prefiero escribir.
Y me he dado cuenta que muchas de las personas
presuntamente normales que me rodean, me toman por disminuido psíquico o algo
semejante.
Si a ello sumamos mi edad, (probablemente tenga más
tiempo por delante que el de muchos que me rodean, pues una de las cosas
maravillosas de esta vida es la incertidumbre de la muerte), más de uno llegará
a la conclusión de que quizás saliera más barato a la sociedad el quitarme de
en medio.
Esa es la moda de la filosofía de la vida hoy, que presagia mal futuro a los jóvenes.
Porque para una empresa guay, una persona de
treinta años es ya una persona mayor y busca edades más cortas, con mucha
experiencia, lo que es un absurdo.
Como es absurda toda esta sociedad decadente, que
espero tener pronto la satisfacción de dejar.
Tranquilos que ese pronto pueden ser veinte años.
O más.
O unas horas.
En definitiva, que mi preceptor maestro y amigo no está tan mal, sino que lleva el ritmo natural de la vida.
Una vida de sabiduría
y trabajo.
Probablemente, algún lector desorientado pensará; que
mal tratan los curas a los colegas sabios de su entorno.
Pues no, despistado lector, pues tu escaso
conocimiento de la iglesia es lo que te ha llevado a esa mala conclusión.
Entre las personas que cito al principio, ninguna
era del gremio.
No he oído a ningún miembro de la iglesia, concretamente del seminario, decir una sola palabra negativa sobre la persona en cuestión. Ni una opinión velada o indirecta, a su capacidad o estado de salud.
Solo he oído comentarios de colaboradores seglares
que aportan generosamente su trabajo y sus opiniones pusilánimes, al museo.
El padre escolapio Sebastián Calzada, hombre sabio y
prudente, hasta hace poco, director del museo geológico del seminario de
Barcelona, sigue siendo un hombre sabio bueno y prudente, pero siguiendo la
magnífica ley natural, además, viejo.
Lleva su vejez con la dignidad con que la suelen llevar,
los hombres viejos, consagrados al servicio de Dios.
Y muchos otros hombres, que viven y mueren con la dignidad
de nuestra especie.
Flor de queso. Foto: María Asensi. |
El otro día, María me recomendó este queso.
Un manjar exquisito para acompañarlo de buen pan.
Es flor por la forma, no por la variedad.
Debo averiguar qué tipo de queso es.
Pero lo cierto
es que el corte debe hacer mucho.
Es caro. Este trocito, cinco euros en un super
de Barcelona.
Sólo para probarlo en ocasiones que lo merezcan.
Cien mil vistas. |
Imagino que, por una cuestión psicológica, me había
puesto cien mil, como un número de vistas decente para el blog.
He llegado a las cien mil vistas y no siento nada.
¡Qué decepción! ¡Igual que el fin de año!
¡Tanta
fiesta para que no cambie nada!
El único plazo que me da verdadera satisfacción, es
el de prescripción de las declaraciones de la renta.
Bueno ya tengo cien mil vistas. ¿Y ahora qué hago?
¿Esperar a las doscientas mil?
¡Pues qué aburrido!
Quienes me quieren consolar, me dicen; ¿pero tú lo
haces porque te gusta, no?
Pues sí.
Si no, sería masoquista.
Pero no me gusta trabajar sin objetivos y el próximo
razonable sería 200.000 vistas.
Y eso es una pasada si no hay otro aliciente.
Un tema que da mucho de sí, es la política.
Podría hablar de lo animales que son los políticos.
Pero me parece un feo para los animales.
También está cada vez de más de moda lo de la comida
con hierbajos y bichos.
Pero es una moda peligrosa.
Porque hay mucha gente que se cree que puede llegar
a ser autosuficiente...
Como la que se compra un coche eléctrico o pone
placas solares en su casa.
Esta creencia, normalmente va asociada a la conspiranoia
y no quiero ayudar a encarecer más la seguridad social.
En fin, que se me presenta un futuro aburrido, a
corto y medio plazo.
Porque a largo plazo, todos calvos.
Seguiré hasta que se me ocurra algo.
... Aunque tal como tengo el terrado, dudo que se me
ocurra nada.
O esperaré a que surja algo nuevo.
... Aunque tal como está el panorama, quizás vale más que
me quede como estoy.
En última instancia, siempre me queda el consuelo,
de que menos da una piedra.
De cualquier manera, esta cifra de vistas, es más
que suficiente como para enfrentarme a los 100.000 hijos gabachos de san Luis y
devolver la libertad nunca perdida del blog.
Hogaza de pan ruso. |
Angélica conoce a una chica rusa que se llama Olga, que hace pan por afición culinaria.
Habrá muchas chicas rusas que se llamen Olga, pero
menos que hagan pan.
Y si el pan que hace no es típico ruso, serán menos
las que hagan este pan.
Pan con harina blanca, harina de centeno, harina
integral y masa madre.
Te traigo una foto porque es un pan poco atractivo para
nuestros ojos acostumbrados al pan blanco.
Bueno, ahora menos, porque en las panaderías venden
mil clases de pan.
Pero a la mayoría, que hemos crecido viendo solo pan
blanco, no nos resulta familiar.
Me preguntarás, ¿Es bueno ese pan tan oscuro?
Bueno, de bueno para el cuerpo, sin duda debe serlo,
porque lleva muchos condimentos y todos ellos buenos.
Otra pregunta, es si está rico ese pan.
Ahí ya entra la subjetividad en la respuesta.
Para mi veterano paladar acostumbrado al pan blanco,
prefiero el pan tradicional Mediterráneo.
Alimenta menos porque es solo a base de trigo, pero
deja más margen al resto de sabores con los que se combina el pan.
Sobre todo si son sabores sutiles.
Este pan tan rico en condimentos, ofusca otros
sabores con el suyo propio.
Pero tiene un encanto exótico que lo hace muy
apetecible.
Me gusta untarlo y se unta bien porque es
consistente.
El sabor es agradable, pero hay que aprender a conocerlo y hacerse con él.
A mí me ha llevado poco tiempo.
Lo hace una rusa, pero no sé si es un pan típico
ruso.
Quizás lo sea porque es un pan muy contundente y en
Rusia hace más frío que aquí.
Pero eso no debe engañarnos, porque en los países
nórdicos se comen más helados que en el sur.