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miércoles, 7 de abril de 2021

La vejez de mi recién admirado Óscar Tusquets.

 

Aquí estoy, en mi Lidos, frente al Delta del Ebro. (Foto: Angélica Regidor.).

Esta mañana, después de una noche fatal, he oído en la COPE una entrevista de Carlos Herrera a Óscar Tusquets, un arquitecto de ochenta años. La entrevista ha sido a raíz de su reciente libro Vivir no es tan divertido, y envejecer, un coñazo, título mal redactado, pero muy expresivo y profundo.

No sé si ha sido la resaca de mi mala noche, pero la entrevista ha afectado a mi espíritu y aún no tengo claro cómo. Necesitaré un tiempo para ver qué me ha pasado.

Al margen de lo que leas en Internet, te diré que Tusquets es evidentemente un hombre desajustado; tiene la experiencia de vida y la sabiduría de ochenta años, en un espíritu que no debe pasar de los cincuenta.

Le gusta navegar a vela y escribir, ambas actividades para las que le quedan fuerzas. Lo entiendo y me identifico, aunque su barco y el mío probablemente estén a años luz.

No así sus escritos, pues me tengo en gran estima en el aspecto de escritor. Probablemente sin base, pero quien me lee repite. Es una pena que me lean tan pocos.

Tusquets es la única persona viva que puede decir que conoció a Dalí durante diez años. Lo visitaba a menudo en París y Nueva York.  Lo entiendo, admiro y envidio, no lo de París y Nueva York, sino conocer a Dalí aunque hubiera sido en una sola velada en un balconcito de una casucha de la Barceloneta.

Me ha reconfortado su opinión sobre la arquitectura ecológica al decir que toda la buena arquitectura ha sido siempre ecológica; me confirma la opinión que he expresado reiteradamente en este blog sobre el desafuero arquitectónico que sufre la fachada marítima de Badalona; es mala arquitectura.

Ya hemos visto un primer entronque de la entrevista con este blog; la opinión sobre la arquitectura ecológica.

Busquemos otro. ¿Es divertido vivir? Depende de lo que le pidas a la vida. Para mí ha sido enriquecedor y gratificante, pero no divertido.

La vida puede ser divertida para un irresponsable. Pero para un ser humano inquieto y espiritualmente vivo, la vida no puede ser divertida. Puede tener momentos divertidos, pero no ser divertida.

Para los animales la vida simplemente discurre. Es lo más que podemos pedir. Si hay más, miel sobre hojuelas.

En lo que respecta a envejecer, para mí es un aliento, al sentir que la capacidad de sufrir mengua y que se acerca el descanso.

Envejecer es un coñazo, cuando vivir ha sido divertido.



Urbanismo salvaje, versus arquitectura ecológica.

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