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lunes, 19 de abril de 2021

¿Paloma de la paz sobre el muro de Berlín?...

 ... No, gallo de granja sobre tapia.


Gallo de granja sobre tapia.

Todo es mera filigrana semántica en boca de charlatanes de feria.

El blanco es símbolo de pureza, por eso la paloma de la paz es blanca.

Pero la paloma es un animal tirando a asqueroso.

Las palomas urbanas no son comestibles pues tienen tantos parásitos internos que perjudicarían la salud de quien se las comiera.

Sus parásitos externos son de aspecto muy desagradable y se deslizan rápido entre las plumas para chupar, a su cobijo, la sangre de animal.

Las palomas son prolíficas hasta la plaga y sus excrementos perjudican hasta la piedra de las estatuas.

No quiero ser exhaustivo para no cogerles más asco ni perjudicar su injustificada reputación.

La fama les viene de cuando Noé, tras cuarenta días de zozobra y Diluvio, soltó una paloma, que pronto regresó al Arca con una rama de olivo en  el pico, indicado que  había acabado el Diluvio y que ya había tierras en seco.

Todo había vuelto a la normalidad, Dios había concluido su castigo al hombre y ofrecía la paz.

Dos mil años después, Pablo Picasso dio un empuje a este símbolo, aprovechando la coyuntura social de la posguerra mundial.

Se ha promocionado hasta el exceso la paloma de la paz de Picasso, alguien que, paradójicamente, se declaraba pacifista y comunista.

Pacifista es razonable, como buen artista que era.

Pero pacifista comunista es un oxímoron, ya que el comunismo ha sido el máximo generador de genocidios desde su origen hasta la actualidad.

Me refiero fundamentalmente al siglo XX.

Aprendieron de Nerón y Diocleciano, pero con tecnología.

Empezó bien la paloma con Noé y tomó el relevo excelente con Picasso.

Pero ni con uno ni con otro la paloma hizo nada de provecho.

¿Y el muro de Berlín demolido, construido por comunistas para que nadie huyera, también símbolo de paz ?

Todo eso me vino a la cabeza, cuando de pronto oí y luego vi el gallo tan blanco y cacareando, sobre el muro del huerto de unos millonetis, muro levantado para que nadie entre.

Y es que ya nada es lo que parece.


El Guernica de Picasso. La Vanguardia. Sábado 24 de noviembre de 1979. (Claudio Sánchez Albornoz). 


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