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lunes, 26 de abril de 2021

Milpiés: Tachypodoiulus Níger.

Milpiés, Tachypodoiulus Níger en su medio. (Foto: Angélica Regidor).

 Traigo un milpiés, animal que siempre me ha caído simpático.

No es un insecto, como muchos piensan, aunque estén próximos a ellos (militan también en los artrópodos). Muchas veces los puedas encontrar en las páginas de epílogo de libros de insectos.

Recuerdo el chiste del genial Eugenio, en que un milpiés se tropieza con otro bicho que tiene la mala idea de preguntarle; cuándo empiezas a caminar, ¿qué pie mueves primero?

El pobre milpiés se quedó pensativo y ya no se supo mover más.

Y es que si intentas razonar sobre un acto reflejo te organizas un lío.

Siempre he visto los milpiés sobre la acera o el asfalto, porque son animales detritívoros que se alimentan sobre todo de hojas y plantas en descomposición, por lo que andan entre la vegetación baja y no se les ve cuando están en su medio.

De hecho su cuerpo cilíndrico, acorazado, articulado y compacto está diseñado para transitar por la maraña de vegetación baja que le da alimento y cobijo.

Ahí no se le puede ver, salvo que uno esté dispuesto a perder mucho tiempo y no le importe llamar la atención de quiénes pasan cerca y lo ven tumbado sobre el césped escudriñando el verde. Sin embargo cuándo el milpiés sale de su ambiente natural se vuelve muy llamativo sobre el gris del suelo cercano a los parterres.

Milpiés, Tachypodoiulus Níger sobre la acera.



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