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domingo, 11 de abril de 2021

Rastro de muertos.


Rastro de muertos.

Ayer tuve un día aciago.
Hoy quería ir a ver y contar  pájaros pero hace un día lluvioso y mi calculadora está comprada en los chinos y no es que no aguante el agua, no aguanta la humedad. No puedo permitir que se me estropee la calculadora en pleno inicio de la campaña de la renta,,, aunque dada mi precaria situación económica, quizá me sean suficientes los dedos para contar.

Y como no voy a contar pájaros vivos para no mojarme, me quedo en mi agujero y voy a contar muertos, que están más  a tono con esta lúgubre mañana. 

Me pregunto, ¿por qué me entero sólo de las circunstancias luctuosas que rodean a los amigos y no a las de los enemigos?

¿Porqué no he tenido enemigos, o simplemente porqué no he coincidido en ver pasar los cadáveres de mis enemigos?

Me gustaría que fuera lo primero pero estoy seguro de que es lo segundo.

Mi primer mejor amigo del colegio se suicidó tiempo después de dejar de serlo. Quizás fue por nostalgia  de mí. Me parece que no.

También se suicidó un jovencísimo tripulante de mi barco escuela Cris 1, un joven más bueno que el pan.

Otro tripulante murió buceando y a un tercero le atropelló un camión cuando venía de bucear. Los dos eran a cuál mejor.

Un compañero de clase en mis estudios náuticos. también se suicidó al lado de mi piso de entonces; piso que estaba suelo por techo del que asesinaron a una pariente de la familia real española y pared por pared de un ciudadano maduro desaparecido en un país exótico... ¡menudo barrio!

Un compañero de montaña se mató escalando y  otro igual de bueno e inocente también murió a efectos prácticos hace  decenios, como su hermano, mi mejor segundo amigo de juventud, que murió de estulticia ¿se puede morir de estulticia? El sí.

Omito parientes para no parecer la lista de la compra de un marujo acomodado.

A veces me siento como El último mohicano.

Hay más: Como el mohicano, he salvado más vidas de las que relato se han perdido a mi vera, nunca por mi causa.

Aunque si atendemos al efecto mariposa, quien sabe si tú, lector, estás siendo la causa de alguna desgracia por no ocupar más tiempo en leerme y seguirme.

Pero seguirme de lejos, sin que se note, que no me gustan las aglomeraciones. 

Y eso que tan solo soy un hombre maduro. Cuando sea viejo, si llego a serlo, la lista será interminable, pero con ningún enemigo.

Nunca me alegraría la muerte de un enemigo, pero sí me dolería menos que la de un amigo.

Con los amigos pasa como con las mascotas, es mejor no tenerlas para no sufrir cuando se van.



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