Verás, amable visitante, que últimamente recurro a los sellos para ilustrar algunas entradas.
Tenía una excelente colección de sellos que me fue expoliada junto a mi biblioteca y a numerosas piezas del Museo de Historia Natural y del Mar de Níjar. Almería. La colección de sellos la inició mi abuela, la siguió mi padre y acabó en manos de desaprensivos estando bajo mi custodia. ¡Menuda trayectoria!
Pero aún me quedan escorrialles, migajas, que me inspiran temas para las entradas del blog, o que me dan pie a ilustrar entradas, con imágenes sin intención.
Si me preguntas sobre la idoneidad de coleccionar sellos, te diré que si es a costa de gastar dinero, no vale la pena, pero si es recogiéndolos de sobres a los que tengas acceso, es muy pedagógico pues se aprende geografía, se disfruta de la belleza de las imágenes (aunque cada vez se tiende más a editar “cromos”) y se adentra uno en temas a veces inéditos.
Como ejemplo te traigo aquí un bloque con cuatro sellos editado durante la revolución cubana. Hemos de reconocer que entra más dentro de la categoría de “cromo” que la de “sello”, pero menos da una piedra.
¿Si echo de menos lo sustraído en el pillaje? Sí, porque no lo puedo compartir y se ha perdido en manos ávidas, sin cultura ni sensibilidad. Pero todo está ya, más que perdonado.
En uno de los sellos que te traigo hoy, está representada la estrella espinosa, de la que te hablaba en este blog.
Si quieres saber más sobre la estrella espinosa, pulsa aquí.
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