Un idiota ha utilizado este antimosquitos y al acabarse el contenido, ha tirado al suelo el bote, en medio del bosque.
Las gracias del título se las dan los mosquitos al idiota, pues la sangre de semejante desaprensivo debe ser tóxica, con lo que el líquido protege al mosquito, no al idiota.
¿Tan difícil es guardarse el botecito en el bolsillo, para tirarlo en una basura?
No me cabe duda de que debe ser el accesorio de un dominguero que se equipa en Decathlon, donde venden mallas y foulards, pero no sentido común.
Naturalmente la culpa no es de la tienda, sino del dominguero descerebrado.
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