¿Porqué cuento esto? Por que estoy recibiendo decenas de solicitudes de amistad, creo que se llaman, que no contesto. Lo siento mucho. El trabajo me desborda. No es una excusa fácil, es un sentimiento de impotencia. Aprecio mucho los contactos y me gustaría seguirlos.
Mi generación y la anterior tenemos un sentimiento asociacionista que empezó a destruirse hace mucho tiempo cuando el socialismo español obtuvo la mayoría absoluta. Entonces empezaron a desmontarse las asociaciones de vecinos (que tuvieron gran peso y que ni te sonarán) y otros grupos de base de izquierdas porque ya no les eran necesarios.
Quedaron las asociaciones culturales como la Liga para la Protección de Animales y Plantas de Barcelona, de la que fui presidente; el Centro de Recuperación e Investigaciones Submarinas, del que fui miembro de la Junta directiva; La Sociedad Acuariófila de Barcelona, con la que colaboré,... y así decenas que hoy ya no existen o boquean.
Luego Internet con las redes sociales y los foros acabó el trabajo. Ya no había contacto humano, todo era virtual. Participé en foros incitando a los encuentros personales,... Pero mi mundo ya había cambiado.
Y para rematar la historia, esta pandemia.
Soy amigo del asociacionismo, aunque sea virtual. Lo he intentado de nuevo pero me desborda.
He pensado en borrar mi escasísima información en FaceBook, pero me sabe mal.
El término medio que he encontrado es utilizar este blog para agradecer de corazón el interés a quienes lo han mostrado y hacer tiempo para documentarme más y mejor buscar una solución más de batalla.
Gracias a todos.
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