Traigo hoy la imagen de un caracol marino espectacular, el Murex pecten.
Quiero comentarte un par de cuestiones sobre la biología y estructura de este caracol (molusco gasterópodo para los eruditos o pedantes, según el contexto).
Las largas espinas son para evitar ataques de sus predadores y también para aumentar su superficie y así hundirse más lentamente en el fango, que es su hábitat natural. Aunque la concha es de por sí realmente ligera.
Las espinas no son totalmente rígidas, sino que tienen una cierta elasticidad, de manera que si te cae la concha el suelo no se rompe, sino que rebota. (Por si tiene alguna fractura inadvertida, haz el experimento a tu cuenta).
Hasta donde conozco, hoy tanto corales como caracoles están protegidos en todo el mundo, excepto en Filipinas, que es un coladero para la sobrepesca; ¡se capturan estas joyas a camiones!
El problema de estas ilustraciones es que pueden estimular el coleccionismo, y... ¡está la Naturaleza para que se sumen nuevos aficionados a la Malacología!
Como la belleza atrae y a veces uno no puede abstraerse de esa atracción, hace muchos años que me dedico a buscar esa belleza en restos de arribazón (lo que encontramos varado en las playas), en lugar de comprar ejemplares en los comercios.
Eso tiene el inconveniente de que las conchas no están impolutas, sino rodadas y a veces con roturas, lo que no suele ser un problema para su clasificación ni para admirar su belleza. Muchas veces el frotarlas con un trapo de algodón impregnado de aceite para bebés es suficiente para devolver su esplendor a cochas rodadas.
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| Restos de arribazón en una playa del Maresme (Barcelona). |
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