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jueves, 6 de agosto de 2020

De compras náuticas por el puerto de Badalona…. Y naturalmente, su hotel.

Hotel del puerto de Badalona desde la Avenida de las tiendas.

¿Cómo puede uno levantarse de dormir una siesta a las siete de la tarde? No sé a que hora la empecé, creo que tarde y he estado toda la mañana, desde temprano, trabajando duro a pleno sol… bueno, dejémoslo en trabajando en una mañana de sol. Debe ser que llevo dos días durmiendo mal y que tengo obligaciones  con horarios muy laxos.

 

Habrás visto que hablo a menudo del puerto de Badalona. Lo tengo de paso y es un buen lugar para pasear, excepto los domingos de buen tiempo, en que está a rebosar.

El puerto de Badalona es como un poblado del lejano oeste americano, con un presente dinámico y un futuro prometedor.

 Esta mañana he ido de tiendas al puerto y casi me vuelvo con el rabo entre las piernas.

Buscaba una carta náutica digital, un mapa del mar en formato digital, el equivalente a los mapas de carreteras que llevamos en el gps del coche.

Entro en un local y una mujer con cara de pocos amigos me pregunta:

Que quiere. Una carta náutica digital, le contesto.

De eso no tenemos en la tienda. Hay que encargarla, y es muy difícil encargarla, pues se debe saber la marca del aparato, la zona de la carta y la marca de la carta… Además las antiguas ya no sirven..., me contesta.

La mujer no para. Me doy cuenta de que estoy perdiendo el tiempo y le callo preguntándole: ¿Es esto una tienda? , me dice. Gracias, levanto la mano a modo de saludo y salgo.

 Creo que en ese garito dan cursos náuticos. ¡Bendito sea el cielo! Se lo había recomendado a dos personas próximas para que se sacaran el titulín. Estoy a tiempo de no perder dos amigos.

 Entro en otra tienda y pido lo mismo. Aquí fracaso igual pero con menos retórica: No tenemos en tienda. Doy las gracias, y me voy.

 A la tercera va la vencida. Me atiende un argentino; algo hay, pero tengo que llamar a mi socio que es el entendido. Lo llama y no lo encuentra; llame en veinte minutos.

 Llamo. Hablo con el socio, que es griego:

No lo tengo pero se lo encargo. Le recomiendo esta carta… me da detalles. Mañana la tendré sobre las diez. Nos la envían por siete euros de portes, es lo mejor.

 No le digo nada, pero espero que los portes corran a su cargo, a cuenta del almacenamiento que se ahorran (Amazon me la envía gratis). Ya veremos, pero por ahora, gracias a la cooperación internacional, tengo mi carta náutica.

 Me tienes que reconocer, querido lector, que son demasiadas piruetas para encontrar un consumible náutico común, en un puerto náutico.

 En fin, un poblado del oeste, dinámico y con futuro.


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