El
río Llobregat es un cauce minusvalorado por desconocido.
Pero en realidad, desde su inicio a su fin es digno de tenerse en cuenta porque ofrece rincones maravillosos a pesar del peso humano que cae sobre él. Pero la Administración ha cuidado ese río y gracias a esa protección hoy mantiene un indudable encanto.
En esta imagen de su desembocadura se aprecia el equilibrio que han alcanzado lo natural con lo urbano y podemos ver patos nadando por un cauce y ciclistas rodando por asfalto.
La armonía es posible, sólo hay que desearla. (Fotografía: María Asensi).
No hay comentarios:
Publicar un comentario