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martes, 30 de julio de 2024

No me gusta viajar.

 

Grecia. Foto. Antonio Asensi.

No me gusta viajar. Nunca me ha gustado.

Pero debo matizar esto.

No me gusta hacerlo por cuenta de otros.

Me gusta viajar en los viajes organizados por mí o por alguien próximo.

No me gustan las agencias de viajes, ni los destinos turísticos.

Las agencias de viajes convencionales, son como las agencias de seguros, unos trileros.

Hace años me planteé atravesar el Canal de Corinto con mi barco. Hacía una velada referencia a esta inquietud en mi entrada Navegar.

Cuando tuve los medios, no tuve la fuerza ni la tripulación, por lo que opté por contratar el servicio.

Lo aprendí de mi padre que, cargado de hijos e hijas, pasó sus últimos años solo y tuvo que contratar una asistenta que le hiciera la comida.

Comía cada día y a su hora.

Con sus hijos se hubiera muerto de hambre esperando el plato.

También cometió el error de dar la herencia en vida.

Te lo digo, lector, para que aprendas de un naturalista, con el colmillo retorcido como el del narval.

Por eso me planté; si sigo esperando, no veo el Canal de Corinto, más que en los calendarios de cocina.

Y decidí contratar a alguien que me llevara a ese lugar.

No es fácil. pues la oferta de ver Grecia por mar, es en cruceros de tres mil personas, que no caben por el Canal.

Por eso, esa oferta suele reducirse a; visitar las islas griegas, que vete tú a saber, que significa eso.

Por fin. encontré una empresa francesa como lazarillo.

El barco era un crucero con capacidad de alrededor de ciento ochenta pasajeros y otros tantos de tripulación, que hacían un espacio amable y humano.

Y que cabía por el Canal.

El único problema es que era un crucero de lujo, lo que va en contra de mis principios.

Y a mis años, aprendí a algo nuevo: Los principios se han de referir a cuestiones esenciales, no a futilezas. Son una sustancia, no una carcasa.

Me embarqué.

La calidad del viaje me ha despertado el gusanillo de fiarme de terceros para viajar.

Quizá esto me despierte el amor al viaje.

Por fin se ha cumplido un deseo que no recuerdo cuando me nació, pero que ha estado latente en mí, hasta ahora en que lo he visto cumplido.

Tengo intención de traer al blog, pinceladas de esa experiencia, pero no lo tengo muy claro, porque me da celos compartirla.

Además, ya dije el principio, que no es este un blog de viajes, sino de naturaleza.

Claro, que entre el viaje y la naturaleza hay una frontera muy fina.

Y vivo en un país en el que saltarse las finas líneas rojas, es un deporte nacional.

...Y saltarse las filas, y las colas, y las listas de espera, y la ley, y todo lo que sea susceptible de ser saltado, con inmunidad e impunidad.

¿Y entre tanta basura, no voy a poder colocar en el blog, una entrada de viajes?

¿No te fastidia mayor con sus flores?

Señor, ¿qué queréis c'agamos con los moros c'agarramos?

c'agarrotes los tratéis

y c'agaleras los llevéis!

¿c'agarrotes, c'agaleras?

¡señor, asustado me'aís!

Pues eso, hablaremos del Canal de Corinto.

Cuando me arreglen el ordenador.

Si Dios quiere, mi salud me lo permite y la autoridad no lo impide.




Grecia. Foto: Antonio Asensi.




Continua la historia de la tomatera silvestre.

 

Tomatera silvestre. Foto: Angélica Regidor.

Sigue creciendo la tomatera silvestre de la que hablé el otro día.

Es una de las buenas noticias de este verano,

No sabemos de dónde saca el agua, ni dónde están los jabalíes que deberían habérsela comido.

Pero ahí está, resistiendo heroicamente a la inclemencia del tiempo y de las circunstancias.

La verdad es que las tomateras se me daban muy bien en Almería, siendo una zona predesértica, con lo que ello implica de calor y falta de agua.

Aunque bien es cierto que allí no había animales que pudieran comérselas, pues lo que más abundaban eran las piedras.

Sí había y hay caracoles.

Pero eso es otra historia de resistencia.

Los caracoles en aquel páramo eran incontables, pero resistían bien el calor y cuando no podían más se refugiaban en su concha a esperar a que marraneara un poco y poder salir a comer, lo poco verde que crecía en esa circunstancia.

El ganado, fundamentalmente de ovejas, estaba bajo control de sus pastores, incluso el mío, que pasaba temporadas navegando con los grandes rebaños.

Mis tomateras tenían un poco de ayuda.

Esta heroína de aquí, no tiene más ayuda que la sombra del bosque.

En fin, veremos cómo sigue y cuál es su futuro inmediato.


Si quieres ver el principio de la historia, pulsa aquí.


Postdata a 7 de agosto de 2024.


Tomate con marcas de depredación.


Esto es lo que queda de la tomatera. 

El fruto muestra señales de dientecillos y de oruga.

Las piezas grandes se las debió comer un animal grande, que al sacudir la planta dejó caer al retoño.

Una vez en el suelo, quedó a merced de muchos más pretendientes.

En el mar esto queda muy patente. Para muchos animales marinos, lo primordial es que sus puestas no queden sobre el suelo.

Por eso están adaptadas a evitar eso.

Son buen ejemplo los huevos de tiburones y rayas.


Puedes encontrar más información sobre esto, aquí.

sábado, 27 de julio de 2024

Viajar ligero. Costa Rica.

 

Costa Rica, selva, guía y autor.
Equipaje para viajes trasatlánticos.
Cámara, cartera y bastón. Aquí, los accesorios no imprescindibles, los he dejado en el hospedaje.

No lo tengo muy claro, pero creo que hace tiempo fui joven.

Y con 16 o 17 años un día me dio viajar por Castilla, visitando castillos.

Un amigo, estudiante de arquitectura, me llamó y me dijo: José María ¿te vienes conmigo una semana, a visitar castillos por Castilla? Te invito.

¿Cuándo?, le pregunté.

Ahora. Me contestó.

De acuerdo, le dije sin pensar... O pensando poco.

Cogí del armario unos calzoncillos, unos calcetines y una pequeña cámara fotográfica y me los metí en el bolsillo.

Lo siguiente fue; papá me voy. Volveré dentro de unos días.

¿Dónde vas y con quién?

A ver castillos con Fulanito.

Fulanito era mayor que yo y mi padre tenía una gran confianza en él.

Entonces no había móviles. Ves con cuidado si necesitas algo, llama.

No te preocupes.

En esa excursión hice decenas de fotografías en blanco y negro que se perdieron en el tsunami de Almería.

Me hubiera gustado comparar las fotografías de hace 40 años con los de los mismos lugares hoy. Sin duda me sorprendería.

Pero al margen de eso quiero indicar la forma de viajar que me gusta.

Esta vez fue en coche.

En barco es igual o más sencillo.

Lo mismo hice años después cuando me avisaron de que mi abuela materna estaba agonizando a mil kilómetros de dónde me encontraba.

Al poco, estaba en camino. Me fui para allí con una muda en los bolsillos y la acompañé en su tránsito.

El viaje fue en tren. Creo recordar.

Más tarde, ya de adulto, viajé a Costa Rica.

Siendo un viaje trasatlántico, debía llevar más equipaje, por lo que utilicé la mochila con la que iba al colegio mi hija pequeña, la misma que utilicé para hacer el Camino de Santiago. En ambos casos me sobró espacio.

Antes llevaba bastón. Ahora, ya no.

Así es como me gusta ir por la vida, cuando no tengo personas de las que soy responsable.

Todavía tengo responsabilidades, pero cada vez menos.

Es una carrera entre mi salud y mis responsabilidades.

¿Quién acabará antes?

¿Tendré tiempo de hacer otro viaje con la muda en los bolsillos?

¿O mi próximo viaje será trajeado y estático?

¡No, por favor, trajeado no!

 





viernes, 26 de julio de 2024

Fruto de encina, ¨"Quercus robur" y flores masculinas.

 

Fruto de encina, Quercus robur y flores femeninas.


La encina hibridiza muy fácilmente, por lo que en el Mediterráneo hay cientos de especies, que solo un especialista podría determinar.

Aquí he utilizado un manual de flora ibérica tratándose de un ejemplar griego, por lo que la probabilidad de haber acertado la especie no es muy grande.

Aunque tengo a mi favor que esta especie es muy común, por lo que la probabilidad de haber acertado es mayor.


El hombre es un lobo para el hombre.

 

Lobo foto: Pixabay.

He puesto este  tema con enlace directo desde la portada, porque creo que hay situaciones creadas por personas o empresas, que en su actividad sobrepasan los límites que marca la normal convivencia entre seres humanos.

Su justificación en este blog, es que forman parte de la etología humana, que aquí trato esporádicamente.






jueves, 25 de julio de 2024

La Venecia seca; rosa roja (“Rosa moyesii”).

 

A Venus. 


Rosa roja (Rosa moyesii).

Rosa roja (Rosa moyesii).

No pienses en el venusberg de Tannhäuser.

Ni en nada remotamente parecido.

Venus era la asistenta que mantenía en orden y pulcritud, el piso de mi juventud, un ático de cerca de doscientos metros cuadrados, en pleno Ensanche de Barcelona.

Nos teníamos un afecto recíproco, aunque ella quizás con mayor profundidad, pues era mejor persona que un servidor.

Buena trabajadora, meticulosa, honrada y de buen carácter, virtudes que honraban a una sencilla creyente como ella.

Hablo en pasado, porque perdí su contacto cuando me fui de pastor al desierto de Almería, dejando atrás mi vida. No mis recuerdos.

Por eso esta flor, (que he fotografiado en Venecia, pero importada de China, a finales del s. XIX), en símbolo de amistad viva, más allá de la situación material de nuestros cuerpos.

Es una rosa roja (Rosa moyesii). La fotografié en un bonito rincón, en un espacio ajardinado, relativamente cerca, pero ajeno al bullicio turístico.

La ilustro con las callecitas cercanas, que son de verdadero cuento de hadas.

Es esta una entrada nostálgica, que desentona con la actualidad del relato que tengo intención de continuar.



Venecia, entorno de la Rosa moyesii.


Post data a 26/07/2024.



domingo, 14 de julio de 2024

Paisaje discordante.

 

Playa de Badalona, palomas, enamorados y puente del petróleo.


Una playa de Badalona muy concurrida. Al fondo, el puente del petróleo, un símbolo de Badalona que se arruinó a los pocos meses de estrenarlo.

Ningún consistorio se ha preocupado en repararlo. ¿para qué?, si sólo va chusma.

No hace falta ser muy observador para ver que la playa está concurrida por palomas.

¿No debería haber gaviotas en este paisaje?

Algo importante está pasando en el medio urbano, donde palomas y cotorras proliferan sin medida.

Hace ya años, se instaló una colonia importante de gaviotas, (las grandes, del género Larus) en tejados de edificios singulares del casco antiguo de Barcelona.

No he vuelto a oír ellas, no sé si porque ya no estoy en el ambiente o porque las erradicaron.

También viví, creo que en los años sesenta o setenta, unas colonias impresionantes de estorninos en la Plaza de Cataluña de Barcelona.

Me parece que ya no están en la cantidad de entonces.

Tengo presente que el ayuntamiento de Barcelona, dio buena cuenta de ellos.

Las palomas y las gaviotas son verdaderas ratas voladoras.

A las cotorras verdes que nos invaden, no sé exactamente cómo calificarlas.

Pero los estorninos son unas aves útiles y simpáticas, aunque ruidosas cuando se concentran a centenares.

Pero las palomas están cargadas de parásitos y no creo que hagan ningún bien en la playa ni en ningún sitio, al contrario.

Las plagas son secuelas de un mal funcionamiento de la naturaleza, en estos casos por evidente intervención humana.

También aparecen en el vídeo dos bípedos implumes.

Estos bípedos, cuando funcionan bien son una maravilla, pero cuando se les cruzan los cables, son más peligrosos que un mono con pistola.





No olvides pulsar en el video, me gusta y suscribirte.






sábado, 13 de julio de 2024

Navegar.

 


Creo que no me precipito, si digo que faltan unas pocas semanas para que acabe una etapa importante de mi vida.

Etapa que empezó en 1980 y que ha durado hasta hoy.

Hace cuarenta y cuatro. años empecé a navegar y ya es tiempo de dejarlo.

Han sido años interesantes pero que, por circunstancias marginales, no repetiría ni jarto moriles.

Probablemente la familia, que me ha acompañado en este largo periplo, dirá; ¡tantos años dándonos la vara con eso y ahora sale por ahí! ¡menudo cabroncito!

A lo que, alguno de mis allegados podría recriminar, a quien así me dice; ¡no le quites años!

No repetiría esos años, pero sí seguiría navegando. ¡La cabra tira al monte!

Pero navegaría otra forma, para no hacer daño a ningún ser querido, ni descuidar obligaciones por devociones.

Volvería a navegar pero solo, lo que hasta ahora había hecho ocasionalmente.

Sin embargo, hoy las responsabilidades y los afectos me condicionan demasiado.

Me dirás ¿y la salud?

La salud no importa, en cualquier caso, siempre hay un final.

Si no tienes obligaciones moralmente imperiosas, te diría que no atesores la vida y que hagas tu juego, con la única reserva de intentar no perjudicar, nunca a nadie.

En mi vida, he tenido muy pocas ocasiones de libertad y las he apurado al límite.

Pero la Providencia me ha devuelto siempre al redil.

Como aconsejaban los romanos y me recordaba a menudo mi batito; mantén siempre el cuerpo limpio, por dentro y por fuera, porque nunca sabes cuando llegará tu momento de libertad y debes estar en forma para asumirlo, si ese es tu deseo.


jueves, 11 de julio de 2024

Un autobús para viajar.

 

Autobús inglés de dos pisos, Bristol Lodekka.

Esto es lo que me encontré en mi último recorrido portuario, en busca de barcos originales, bonitos o distintos.

Creo que este no flota, pero se puede navegar en él.

Te lo voy a “clasificar”, para que lo puedas buscar en Internet; es autobús inglés de dos pisos, Bristol Lodekka.

Los originales eran rojos, como habrás visto en películas o personalmente.

Bueno este personalmente poco, porque es un vehículo histórico, como reza su matrícula.

Es una forma original de viajar por carreteras sin túneles.

A mí, que soy un furibundo del mar, a veces me cuesta elegir entre esto y un barco.

Al decir esto, me refiero a esto o a un vehículo igual de exótico.

Antes del barco, pensé en un ultra ligero o en un camión.

Pero me decidí por fin por el barco, por la autonomía e independencia, que perdí pronto.

Fue un error de juventud. Podría haberme dedicado a las canicas.

Ya había viajado por Europa con una furgoneta y me gustaba mucho.

El barco fue culpa de Tintín y del capitán Haddock.

Cuarenta y cuatro años navegando, por no sacar la pata del agujero.

En realidad, no es exactamente así, ni nada parecido a lo que puedas pensar.

Pero me reservo la historia para mis memorias, que escribiré cuando encuentre a un negro.

O a un blanco.

O a un amarillo que hable español.

O no las escribiré y las transmitiré boca a boca, a ver si con esa fórmula, tras muchas bocas, acabo apareciendo como un héroe.

Puedes ver un corto pero divertido vídeo, que he preparado porque se lo merecía.



Pulsa aquí, para ver el vídeo.


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Los hermanos Clavero, el teléfono de baquelita y el éter.

 

Teléfono de baquelita. Foto: CD.

Intentar explicar hoy a alguien la utilidad del teléfono, es quedar como tonto.

Es evidente que el teléfono es un elemento de primera necesidad y prácticamente imprescindible en la sociedad moderna.

Pero no siempre ha sido así.

En mi juventud, hace unas pocas décadas, el teléfono era un mamotreto que tenía su espacio en casa, como hoy lo tiene la televisión.

Había que marcar el número girando un disco y soportar la llamada con un pesado trasto en la mano, si bien es cierto, mucho más ergonómico que los teléfonos de hoy.

En mi época ya todas las casas tenían teléfono y las llamadas se transmitían muy bien. Sólo había problemas, a veces, con las conferencias o cuando te intentabas comunicar con un pueblo pequeño.

La voz iba a través de un hilo de cobre, que atravesaba paisajes dejando una impronta estética fea, pero que formaba parte del subconsciente colectivo, por lo que no se hacía valer.

En ese entorno, fue en el que aprendí, con muchos años de antelación, el valor funcional del teléfono, que hoy no tenemos presente porque se da por descontado.

Uno de los hermanos Clavero, trabajadores del teléfono, me hizo ver todo lo que podía hacer desde casa, sin necesidad de salir a buscarme la vida.

Con un teléfono y el listín telefónico, hoy desaparecido y torpemente sustituido por una basura digital, tenía más información en casa que utilizando la Enciclopedia Británica, o la Espasa Calpe.

Me desenvolvía tan bien como hoy con Internet. Bueno, casi.

El único problema eran los postes y los cables que atravesaban España, por otra parte, muy útiles para seguirlos si alguna vez te habías perdido en un páramo infinito.

Hoy todo va por el éter, como dicen los cursis.

No se ve, pero va y se nota.

No se nota conscientemente pero nuestro cerebro está bombardeado por miles de radiaciones ionizantes. que matan o enferman a largo plazo.

Solo he sido consciente de ese efecto, cuando practicaba espeleología y estaba sumido en el fondo de una sima o de una cueva.

También practicando submarinismo, pero en esta situación menos consciente pues estás demasiado pendiente del medio como para poder relajarte y sentir hasta el extremo, como lo haces en el fondo de la cueva.

En definitiva, que me considero un saboreador pionero, de las ventajas íntimas del teléfono.

Gracias Clavero. ¿Cuál de los dos?

No recuerdo. Jorge, me haría memoria.


miércoles, 10 de julio de 2024

Violencia y racionalidad.

 

Barracuda adulta solitaria. Mar Rojo.

Es un tópico que las barracudas son peligrosas.

Hay que matizar.

Un banco de barracudas, salvo que haya un estímulo grande, no es más peligroso que un paseo por Las Ramblas de Barcelona.

No se puede decir lo mismo de las barracudas solitarias.

Cuando un ejemplar crece, suele separarse del banco y nada solitario.

Este ejemplar viejo y grande, tiene un comportamiento más agresivo que el resto.

Guardando las distancias, pasa lo mismo que con los seres humanos; cuando nos hacemos viejos, nos volvemos oscos y cascarrabias.

Y si la salud y los medios nos lo permiten, más agresivos. No todos, algunos.

Para poner un ejemplo te diré que el otro día, paseando por la calle, me choqué con Daniel, el empresario de Desokupa.

Me dio tal susto, que instintivamente, levanté la mano para darle un cachete.

Pero al verlo me contuve, porque me dio miedo romperle alguno de sus tatuajes.

Pasé el incidente por encima y lo ignoré.

Sirva esto para decirte que efectivamente, los machos fuertes y adultos de animales gregarios, cuando estamos solos, somos más agresivos y peligrosos.

Si no es por mi especial sensibilidad, el tropezón que te he comentado podría haber acabado mal para Daniel.

Pasa también con los elefantes, por poner otro ejemplo.

Y también con hembras recién paridas que protegen a sus crías.

La naturaleza administra la violencia reduciéndola a extremos de imperiosa necesidad.

Y aun así, hay muchos rituales previos a la acción violenta, para desalentarla.

También ocurre esto en el comportamiento humano.

Pensando mal y pronto, me vienen sólo a la cabeza las hormigas, como animales capaces de desencadenar lo más parecido a lo que nosotros entendemos por guerras.

La violencia en el hombre no tiene parangón con la violencia en los animales,

¿Y que nos separa de los animales?

La racionalidad.

¿Es pues la razón lo que nos hace tan violentos?

Lo tengo muy claro, pero no quiero condicionar tu criterio.

La razón nos ha permitido crear la magnífica civilización occidental.

Y la razón ha permitido también crear la menos magnífica civilización oriental y otras civilizaciones de las que me guardo la opinión.

Pero la razón también nos ha permitido comportarnos como verdaderos monstruos.

Por lo que me pregunto; ¿es bueno ser hombre o es mejor ser animal?

¿Es bueno el estribillo, yo quisiera ser tan civilizado como los animales, de Roberto Carlos?

¿O es demagogia populista para cerebros simples?


martes, 9 de julio de 2024

Haworthia retusa. Sudáfrica. Serpientes y sapos mirando.

 

Haworthia retusa. Serpientes y sapos mirando.

Todavía no me ha florecido, pero si lo hace fotografiaré la flor y la subiré aquí.

No sé cómo apareció la planta en la maceta.

Debo ser un buen anfitrión porque constantemente me aparecen invitados.

Además, de la textura y color de la planta, me llamó la atención porque me pareció que un grupo de serpientes gordas o de sapos me estaban mirando.

En un primer momento me atemorizaron, pero enseguida vi que era una planta y concretamente una planta suculenta porque daban ganas de comérsela, tan rolliza y tersa que se veía.

No es exactamente por eso por lo que se llaman suculentas, pero hablo de las ganas que me dieron, no del porqué se llaman así.

 


(Platycladus orientalis = Thuja orientalis), tuya oriental o árbol de la vida.

 No haber venido conmigo y no te habría gritado. Abacus Baetulo.


(Platycladus orientalis = Thuja orientalis) tuya oriental o árbol de la vida.


Frutos de Thuja orientalis, en distintos estados.

(Platycladus orientalis = Thuja orientalis) tuya oriental o árbol de la vida, detalle.

En detalle y a primera vista, nos recuerda al ciprés. Es de la misma familia.

Pero su aspecto general es distinto y también característico.

Este ejemplar lo vi en un convento centenario, ornamentando desde una maceta.

Es un excelente microhábitat, para arañitas y numerosos insectos que revolotean entre sus ramitas.

Como en otros miembros de la familia, las ramas son aplanadas y verdes.

(Platycladus orientalis = Thuja orientalis), tuya oriental o árbol de la vida. Fruto.





lunes, 8 de julio de 2024

El puerto deportivo de Badalona.

 

Puerto de Badalona.

Se acabó lo que se daba.

Bueno, en realidad nunca se ha dado nada, ni las gracias.

Pero uno va por libre para evitar condicionamientos.

Buey suelto bien se lame.

Sé lo que gusta y lo que te disgusta

Pero no quiero guardar pleitesía a nadie y digo lo que me apetece, como me parece, procurando guardar siempre las normas del decoro.

Se acabó la fiesta, si un botellín de agua puede llamarse fiesta.

No puedo prever el futuro, porque mi bola de cristal sigue en el taller, pero sigo peleando, por eso de con las botas puestas.

Cuarenta y cuatro años inhalando mar.

Y ahora me encuentro descompuesto y sin novia.

Lo he ido anunciando a rodales, para que no me diera un alifafe.

Pero cuando llegan los comanches y arrasan, no queda títere con cabeza.

Y ahora escribo descabezado.

Libre, autónomo, independiente, pero descabezado.

A veces pienso, si para este viaje eran necesarias alforjas.

¿De qué sirve tanto albedrío, si no tienes de qué o de quién opinar?

No me hagas mucho caso. Todo esto viene, a que en su día hice esta fotografía del borroso gollete de una botella vacía, pensando en que llegaría el momento que ha llegado.

No fue una profecía, ni una premonición, fue el adelanto de un momento inevitable, que me inspiró, inspiración buscada, la botella vacía.

No hablaré más del puerto de Badalona ...en el que, por cierto, han asfaltado la zona de embarcaciones menores.

Ha quedado muy bien y ha elevado la categoría del recinto portuario.

Puerto deportivo de Badalona. Pantalán H (Hotel).