Antenas sobre el Banco de Santander en Badalona (detalle). |
La
oficina de Francesc Layret de Badalona, del Banco de Santander, no puede
maltratar a los disminuidos físicos que se ven obligados a utilizar sus
servicios. Eso está feo.
En este blog me dedico a tratar sobre la Naturaleza. Pero hoy, en contra de las crueles leyes naturales, voy a defender al débil:
Banco de Santander. Lo primero que tienes que hacer es que tus oficinas sean accesibles.
Lo segundo, es educar a tu personal en la sensibilidad hacia el prójimo, especialmente si ese prójimo es cliente y si además es disminuido.
Pero creo que los ciudadanos de Badalona te importan un pito.
Porque si te importasen un mínimo, no mantendrías, por la cuota que te pagan, esa monstruosa antena de comunicaciones en una zona tan poblada.
Hay una gran controversia ensombrecida por las poderosas empresas de tele comunicaciones, sobre si esas antenas sólo atontan o si también matan de tumores cerebrales a quienes están bajo su radio de acción.
Banco de Santander, ¿cuántas antenas de esas tienes en tu Santander?
Si la respuesta es ninguna, la repregunta es; ¿los catalanes, o los badaloneses, somos menos?
Eso del racismo está ya demodé, excepto para unos pocos visionarios.
Toma nota, Banco de Santander.
Has de dar un trato digno a los ciudadanos, especialmente a los disminuidos físicos.
Has de respetar a la ciudadanía que te acoge en sus ciudades, aunque no sea norteña.
Has de eliminar las barreras físicas de tus comercios… la Ley es para todos, incluso para los bancos güais.
Has de quitar esa antena de efectos presuntamente nocivos.
La decadencia empieza por la degradación moral de las personas. Una vez esta empieza, lo demás viene solo.
Si cuentas los badaloneses y los disminuidos que figuran entre tus clientes, verás que si su trato fuera recíproco lo ibas a notar.
Le he visto, Sr. Botín, con chanclas y bermudas, en charla amigable con el Rey emérito.
Pero no hay mal ni bien que cien años dure, ni cuerpo que lo aguante.
Y si no, que se lo pregunten a Copito de Nieve, el famosísimo gorila albino, que tan triste final tuvo en el Parque Zoológico de Barcelona.
Entrada de una oficina del Banco de Santander en Badalona. |
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