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sábado, 28 de noviembre de 2020

Hoy, día señalado para una tormenta.

 

Aquí mismo, a la izquierda, en primer plano con lona azul, mi querido y añorado Kipling, amarrado en el puerto a resguardo del inclemente tiempo.

Nada o poco podemos contra las fuerzas de la Naturaleza.

Cuando se desatan lo mejor es plegar velas, esperar a que pasen, y aprender para el futuro: Es mejor prevenir que curar.

En mi caso, prevenir es buscar puerto seguro y permanecer tranquilo en él hasta que pase la tormenta. Los tiempos de heroicidades e imprudencias ya han sido. Ahora es tiempo de ver pasar la vida.

Recuerdo que en sus últimos días mi padre se pasaba el tiempo entre la lectura y mirar al cielo.

Cuando le veía leer no le preguntaba porque era obvio lo que hacía. Pero cuando le veía mirar al cielo a través de la ventana, desde su sillón de orejas que heredó mi hermana, le preguntaba; ¿qué haces padre? Ver pasar las nubes, me respondía. No entendía que interés encontraba en ello.

Pero hoy... ¡me sorprendo hasta sesenta y nueve veces viendo pasar las nubes!, que  por fin he entendido que me quería decir.


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