El padre Agustín Miarnau, jugando con Antonio. |
Este blog trata
de la Tierra y de lo bueno que sobre ella se desarrolla. No me apetece hablar de
guerras o de desastres. Pero sí de personas buenas. Y el padre Agustín Miarnau
es un buen amigo, un teólogo profundo y un sacerdote ejemplar que fue durante
muchos años misionero claretiano en África.
Hoy
se debate entre la vida y la muerte tras unos meses de agonía silenciosa y
discreta producida por un cáncer fulminante.
Incluso en ese trance está dando a quien le conoce una lección de entereza y de valor cristiano. ¡Y es que a un buen sacerdote católico no le basta con una vida para predicar el amor cristiano y la fe en Jesús, sino que aprovecha también la agonía para dar testimonio de su fe y ejemplo de vida!
No es esta una entrada de contenido religioso destinado meapilas, sino una entrada de contenido etnológico para todos los públicos, a los que resaltar que la coherencia con los propios valores es un indicativo del ser humano bueno, si esos valores son buenos o del ser humano malo, si esos valores son ruines.
Hace
un tiempo me pidió que le diera mi opinión sobre su tesis doctoral, que quería
editar, y a la vez que viera de incluir texto en griego, que él no podía desde Word.
Me leí su tesis pero mi ayuda se remitió a lo meramente gramatical y
compositivo, pues como le señalé en su día, sobre valoraba mi capacidad
intelectual.
Hoy, catorce de junio de 2019, pensando en el recién fallecido padre Agustín, he resuelto el problema de incluir el texto griego: "¡tarde piache!", me podría decir, emulando a Sancho Panza, del que tan lejos estaba en lo espiritual.
También es una entrada para recordar a un amigo.
Aquí me veo de monaguillo sénior, del padre Agustín Miarnau. |
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