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domingo, 2 de junio de 2019

Sobre la Asociación Vida Marina.

Logotipo actual de la Asociación Vida Marina, creado por J. Mª. Asensi, basándose en una fotografía del barco escuela CRIS1 tomada en una de sus actividades, en aguas de la isla de Mallorca.


Logotipo original de la Asociación Vida Marina.


El dibujo de arriba es del prestigioso arquitecto Ramón Luis M., que lo realizó para la AVM.

Presenta el barco escuela CRIS 1 entonces, en un proceso de restauración que duró diez años.

La restauración progresaba a medida que reuníamos fondos para hacerla.

Actualmente la AVM sigue con sus actividades en la medida que le permiten los recursos humanos y económicos disponibles, ya que la base de trabajo es la colaboración desinteresada.


Tras 48 años de actividad queda todavía testimonio del factor humano del equipo inicial, prueba de la vocación de la AVM.

La AVM ha sido desde su creación, apolítica y aconfesional.

Eso sí, todos somos caucásicos, lo que sé porque resulta evidente. Pero siempre sería recibido con sincero afecto un aborigen australiano o un pigmeo.

 Al citar a los pigmeos, no puedo omitir, que ya tan solo quedan unos 500.000 en la zona del Congo, pues este carismático pueblo está sufriendo desde hace decenios, un proceso de genocidio silenciado por los medios.

Sirva este inciso, para que busques en internet sobre el genocidio del pueblo pigmeo, como símbolo básico de solidaridad para con ellos.

Volviendo a la asociación, lo que busqué en los candidatos, es que fueran buenas personas amantes del mar, lo que ha funcionado durante estos años salvo alguna excepción fruto sin duda de alguna patología psiquiátrica.

También creo nos ha unido la visión del mundo desde el humanismo cristiano y la baja consideración de los miembros de laBanda, que era como el padre de  la compañera Maria Josep M. se refería a los políticos.

Hace poco, me recordaba Pedro D. (componente de la vieja tripulación), que cuando me refería al barco escuela escuela CRIS 1,  lo llamaba el barco de los tullidos.

Lo hacía porque a uno de los tripulantes  le faltaba un ojo, otro estaba medio loco y otro era cojo.

Hoy sigo navegando con otro barco y menos tripulación pero más tocada.

Por eso, mi barco actual lleva el nombre de El barco fantasma, porque la suma de los grados de disminución de los tripulantes, suma el de 100%.

¡Ah!, y con dos perros, un conejo, una cobaya y dos jerbos.

No he podido evitar traer esta foto del nuevo barco de la Asociación Vida Marina. (Foto: Libre en Internet).

La primera tripulación del CRIS I está dispersa, cada uno ocupado en su pelea con la vida, y en parte literalmente desaparecida.

Si haces cuentas, querido lector, el tiempo no pasa en balde.


Miembros de la asociación, a bordo del Kipling, otro barco de la flotilla.



Castillo de Tamarit. (Altafulla. Tarragona), desde el Kipling, en una de las salidas de la asociación.




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