Os pido un esfuerzo para entender este prólogo en barcelonés, que es más fácil y pedestre que el catalán.
Gracias.
Del prólogo de un folleto promocional. Dibujo: Raymond M. |
Hace unas semanas quizás sean meses, te decía que tenía el proyecto de mudarme de casa y que me planteaba irme a vivir más en la naturaleza.
Dediqué unas entradas a ello, aunque no acabé la historia.
No pretendo acabarla aquí, simplemente quiero cumplir
con un requisito de protocolo que omití en su día.
No os enseñé la casa.
Entre que cuento la historia y no la cuento, os enseñaré la casa, dejando clara una previa.
Como Magnum tengo mi Higgins, aunque sin
los dóberman, pero tampoco desarmada.
Vale más un hombre que te persiga que una mujer que
te siga, como prevenía Gracián.
Es decir, que vivo de prestado a cambio del cuidado
y mantenimiento de la casa.
La que pretendo sea mi nueva casa, no es la mansión
de los marqueses, pero tiene terraza balsa con agua de mar.
A veces también tengo a mi vera vehículos de la Guardia
Civil, como los marqueses, aunque me da la impresión de que no es por mí, pues no
soy ninguna autoridad.
La distribución de la casa es funcional, es decir comedor
y cocina comparten espacio, pero como esto me pareció muy convencional, también
comparte espacio el dormitorio, el despacho y la biblioteca.
Parecerá poco, pero suficiente para mi libreta, mi lápiz y para mí.