Kipling, conmigo. Foto: Isabel Asensi. |
Voy a dejar los cruceros, por ahora, y me voy a mi Kipling,
un velerito de siete metros y poco, con el que navegaba constantemente y solo.
El tiempo del Kipling fue el mejor, solo equiparable
a mis cinco años de alta montaña.
Dos mundos, una persona.
Mi velocidad media con el Kipling era poco menos que
la de una persona andando rápido.
La velocidad punta de mi siguiente barco, es de 40 nudos, la de un trasatlántico como el de las entradas anteriores.
Dos mundos,
una persona.
He cambiado la foto de la cabecera, porque la otra
llevaba demasiado presidiendo algo que no debía presidir.
Creo que estaremos todos de acuerdo, los protagonistas
y un servidor.
Tres personas, una opinión.
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