Desde mi cortijo. |
En el
blog, te cuento que, en un determinado momento de mi vida, decidí dejarlo todo e
irme de pastor al desierto de Almería.
No
todo fueron flors i violes.
Sufrí
algunas decepciones.
entre
ellas, puedo contar, una conspiración instigada por un cuñado, malditos cuñados,
para desalojarme de mi cortijo y deshacer mi familia. Contó con una quinta
columna.
Pensarás;
esto es una maniobra propia de un desequilibrado mental. Eso es lo que era
el malhadado fulano. Locura con maldad, cóctel maldito.
Consiguió
su objetivo, pero supuso poco para él, (robó de la venta del cortijo y expolió
cuanto pudo). También tuvo la patológica satisfacción de saciar su sed de mal.
Luego
me enteré por su familia más directa, que estaba presuntamente implicado en una
acción, que le llevó a heredar de una pariente anciana, por su muerte demasiado
prematura. No hubo autopsia).
Me
apenó el dramático e impune fin de la occisa, pero me alivió que semejante monstruo,
al que había cobijado en mi casa, no hubiera utilizado el mismo recurso para hacerse
con el cortijo.
Un
hermano del bellaco vivió en mi pueblo, donde plantaba unas yerbas, por la
cantidad imagino que con fines comerciales.
Otra
hermana de ambos delincuentes, se hizo la vida falseando una escritura.
¡Menuda
familia!, podrás decirme.
Sí, pero
¡familia política!, ¿eh? ¿Hay algo bueno relacionado con la política?
Luego,
siguiendo con mis desgracias almerienses, di con un ladrón, contratista de
obras.
Con
un cura felón.
Con
un consumado farsante, político almeriense del Partido Popular,
Con
un ladrón, paradigma del nacionalismo y agente de intereses inmobiliarios madrileños,
miembro del Partido Andalucista.
Con
una vieja bruja, amargada por tener un hijo disminuido psíquico, que le daba
mil vueltas en todos los aspectos.
… Y con
poco más malo, porque salvo esas deshonrosas excepciones, todo lo que se novia por
allí era bueno o estaba dentro de lo normal.
Me
dirás;
¿Y
con toda esa escoria en tu entorno, cómo pudiste crear museos y realizar la
tarea docente que narras en este blog?
Museo en Atarfe ( Granada), que creé residiendo en Almería. |
Museo de Níjar. |
Museo de Níjar (Almería). Lo instalé a unas horas en burra del cortijo. |
Porque he soltado la retahíla de cosas malas para agruparlas y hacerlas menos visibles.
Pero
en Almería me encontré también personajes que me enamoraron hasta la médula.
Y no
sólo personas físicas, sino además, con un halo de empatía que me hizo
plantearme seriamente el quedarme a morir allí.
Pero
no pudo ser. Luego, a toro pasado, vi que no hubiera sido bueno que me quedara,
porque mi espíritu es demasiado inquieto como para amoldarse a un solo crisol.
Hoy,
que escribo esto, debo reconocer que he tenido una vida muy completa.
Nací
en una sociedad con valores tradicionales.
He
visto al hombre llegar a la Luna y he vivido el nacimiento de la televisión y
de la informática…
… Una
etapa de mi vida ha transcurrido bajo la bota de un gobierno comunista, de un
comunismo menos sangriento que el que he estudiado en los libros, pero igual de
tirano y atroz…
…Viví
la teología de la liberación y el cambio social y de valores que supuso en
España el Concilio Vaticano II y sus secuelas…
… Y
por descontado, he vivido la transición de una dictablanda, con valores
sociales de corte cristiano, a una sociedad democrática de corte europeo, aunque
demasiado corrupta…
…He
vivido el gobierno más nefasto desde Fernando VII, que creía insuperable en
incompetencia, cobardía y corrupción…
…He
trabajado como alto cargo en la administración pública y en una empresa multinacional...
… He
viajado lo que he querido, que es muy poco.
… Y he
dicho siempre lo que he pensado, por lo que siempre me he sentido libre, aunque
marginado.
La
gran aportación a mi vida de mi retiro almeriense, es que viví los últimos
estertores de la sociedad antigua.
Porque
cuando llegué a Almería, encontré una sociedad tradicional española rica en
valores y cuando la dejé, quedó atrás una sociedad moderna con valores de todo
a cien.
Espero
la muerte con una sonrisa, porque ya nadie me puede quitar el haber vivido dos
mundos y la transición entre ellos.
Eso
no da nada práctico, pero da una perspectiva de este mundo, que es lo que hace
que puedas esperar la muerte con una sonrisa. Y eso es mucho.
Con
todo ese trasiego, mis valores son los mismos que me enseñaron mis abuelos, mis
padres y los curas escolapios.
A
veces pienso; qué rancio soy, pienso lo mismo que cuando era pequeño. ¿Seré
un fósil?
Pero
enseguida recapacito y me digo; ¡qué sólido soy!, el mundo no ha conseguido
cambiarme y no por no haberlo intentarlo denodadamente. ¿Seré Supermán, o quizás
sólo soy, la patética reliquia de un personaje de la literatura del Siglo de
Oro español?
El cortijo. Fachada de poniente. |
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