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miércoles, 8 de febrero de 2023

Mi estancia en Almería.



 
Desde mi cortijo.

En el blog, te cuento que, en un determinado momento de mi vida, decidí dejarlo todo e irme de pastor al desierto de Almería.

No todo fueron flors i violes.

Sufrí algunas decepciones.

entre ellas, puedo contar, una conspiración instigada por un cuñado, malditos cuñados, para desalojarme de mi cortijo y deshacer mi familia. Contó con una quinta columna.

Pensarás; esto es una maniobra propia de un desequilibrado mental. Eso es lo que era el malhadado fulano. Locura con maldad, cóctel maldito.

Consiguió su objetivo, pero supuso poco para él, (robó de la venta del cortijo y expolió cuanto pudo). También tuvo la patológica satisfacción de saciar su sed de mal.

Luego me enteré por su familia más directa, que estaba presuntamente implicado en una acción, que le llevó a heredar de una pariente anciana, por su muerte demasiado prematura. No hubo autopsia).

Me apenó el dramático e impune fin de la occisa, pero me alivió que semejante monstruo, al que había cobijado en mi casa, no hubiera utilizado el mismo recurso para hacerse con el cortijo.

Un hermano del bellaco vivió en mi pueblo, donde plantaba unas yerbas, por la cantidad imagino que con fines comerciales.

Otra hermana de ambos delincuentes, se hizo la vida falseando una escritura.

¡Menuda familia!, podrás decirme.

Sí, pero ¡familia política!, ¿eh? ¿Hay algo bueno relacionado con la política?

Luego, siguiendo con mis desgracias almerienses, di con un ladrón, contratista de obras.

Con un cura felón.

Con un consumado farsante, político almeriense del Partido Popular,

Con un ladrón, paradigma del nacionalismo y agente de intereses inmobiliarios madrileños, miembro del Partido Andalucista.

Con una vieja bruja, amargada por tener un hijo disminuido psíquico, que le daba mil vueltas en todos los aspectos.

… Y con poco más malo, porque salvo esas deshonrosas excepciones, todo lo que se novia por allí era bueno o estaba dentro de lo normal.

Me dirás;

¿Y con toda esa escoria en tu entorno, cómo pudiste crear museos y realizar la tarea docente que narras en este blog?


Museo en Atarfe ( Granada), que creé residiendo en Almería.

Museo de Níjar.

Museo de Níjar (Almería). Lo instalé a unas horas en burra del cortijo.


Porque he soltado la retahíla de cosas malas para agruparlas y hacerlas menos visibles.

Pero en Almería me encontré también personajes que me enamoraron hasta la médula.

Y no sólo personas físicas, sino además, con un halo de empatía que me hizo plantearme seriamente el quedarme a morir allí.

Pero no pudo ser. Luego, a toro pasado, vi que no hubiera sido bueno que me quedara, porque mi espíritu es demasiado inquieto como para amoldarse a un solo crisol.

Hoy, que escribo esto, debo reconocer que he tenido una vida muy completa.

Nací en una sociedad con valores tradicionales.

He visto al hombre llegar a la Luna y he vivido el nacimiento de la televisión y de la informática…

… Una etapa de mi vida ha transcurrido bajo la bota de un gobierno comunista, de un comunismo menos sangriento que el que he estudiado en los libros, pero igual de tirano y atroz…

…Viví la teología de la liberación y el cambio social y de valores que supuso en España el Concilio Vaticano II y sus secuelas…

… Y por descontado, he vivido la transición de una dictablanda, con valores sociales de corte cristiano, a una sociedad democrática de corte europeo, aunque demasiado corrupta…

…He vivido el gobierno más nefasto desde Fernando VII, que creía insuperable en incompetencia, cobardía y corrupción…

…He trabajado como alto cargo en la administración pública y en una empresa multinacional...

… He viajado lo que he querido, que es muy poco.

… Y he dicho siempre lo que he pensado, por lo que siempre me he sentido libre, aunque marginado.

La gran aportación a mi vida de mi retiro almeriense, es que viví los últimos estertores de la sociedad antigua.

Porque cuando llegué a Almería, encontré una sociedad tradicional española rica en valores y cuando la dejé, quedó atrás una sociedad moderna con valores de todo a cien.

Espero la muerte con una sonrisa, porque ya nadie me puede quitar el haber vivido dos mundos y la transición entre ellos.

Eso no da nada práctico, pero da una perspectiva de este mundo, que es lo que hace que puedas esperar la muerte con una sonrisa. Y eso es mucho.

Con todo ese trasiego, mis valores son los mismos que me enseñaron mis abuelos, mis padres y los curas escolapios.

A veces pienso; qué rancio soy, pienso lo mismo que cuando era pequeño. ¿Seré un fósil?

Pero enseguida recapacito y me digo; ¡qué sólido soy!, el mundo no ha conseguido cambiarme y no por no haberlo intentarlo denodadamente. ¿Seré Supermán, o quizás sólo soy, la patética reliquia de un personaje de la literatura del Siglo de Oro español?


El cortijo. Fachada de poniente.


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