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viernes, 28 de junio de 2024

Verita y calcita; fuego, agua y tiempo.

 

Verita (gris) y calcita (blanca).

Hace tiempo que no hablo de rocas.

 Sé que aburren y bajan la audiencia.

 Vamos pues, a bajar la audiencia.

 La base gris, de este piedro, es una roca volcánica que salió a la superficie en una erupción de hace unos seis millones de años, en el Messiniense de Almería.

 No apuesto, porque está feo, pero aseguraría que es una verita.

 Tras la erupción o erupciones que expulsaron esta roca, el paisaje debió quedar hecho añicos.

 Con el tiempo todo se fue enfriando y apareció vegetación y un paisaje menos dramático. Aunque la zona sigue siendo un secarral. Más o menos.

 De hecho, ese paisaje está marcado hoy día por rocas volcánicas, que pueden contemplarse como en un libro abierto por falta de vegetación contundente que oculte sus detalles.

 Tras el caos del periodo de actividad volcánica, en algunos lugares, aparecieron surgencias, algunas de ellas termales.

 Cerca de uno de uno de esos oasis, estaba la roca que traigo arriba.

 Sin duda correría sobre ella agua saturada de carbonato cálcico, que se fue depositando en la roca, a medida que circulaba sobre ella, formando esta calcita (blanca), de hábito botroidal.

 Esto debió ocurrir durante tiempo, pues la costra de mineral es muy gruesa.

 La costra blanca es un mineral distinto a la roca de la base, de formación posterior y completamente dispar.

 En esta modesta imagen se conjugan, fuego, agua y tiempo.

 En los aledaños del lugar en que encontré esta roca, se apreciaban muestras claras de lo que había sido un manantial de aguas termales ya fosilizado, del que pude recoger marcas fósiles de hojas de adelfa y numerosas muestras de vegetales calcificados.

 En esos lugares, con el tiempo se va formando una roca que se conoce como travertino.

 Cuando esas formaciones calcáreas son extensas y tienen una cierta calidad estética, se comercializan en placas pulidas para cubrimiento de fachadas.

 Un poco más allá, encontré la patética imagen en piedra, de un grupo de helícidos (caracoles terrestres), sorprendidos, por a saber qué evento e inmortalizados en un momento de su rutina vital.

 Pero de eso ya traeré buena prueba dentro de unos días, si Dios quiere, el tiempo lo permite y la autoridad, no lo impide.

 … aunque los designios de Dios han sido siempre inescrutables, los tiempos que corremos, andan revueltos y la autoridad, sólo incordia.

Placas de travertino. Los huecos los ocupaban vegetales que no fosilizaron. Arriba se ven las marcas del disco de corte. Son placas de baja calidad, pues están mal pulidas.




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