Opuntia ficus-indica. (foto: Angélica Regidor. (Mareme. Barcelona). |
La chumbera, es una planta increíble por su capacidad de crecer en las condiciones más adversas.
Cuando vivía en Almería, en una zona predesértica, utilizaba esta planta para hacer los lindes de los caminos en el cortijo.
A una chumbera grande le arrancaba las hojas, las tenía dos o tres días a cubierto y luego les iba depositando sobre el suelo, flanqueando el camino que quería marcar. Simplemente dejaba la hoja en el suelo, sin más.
Al poco iba echando raicillas y enseguida conectaba con el suelo para luego ir creciendo rápidamente, hasta el tamaño que deseaba.
Era una zona predesértica en la que llovía uno o dos días al año.
Más que llover marraneaba, como allí decían, qué es caer agua para mojar el suelo lo suficiente como para que al entrar en casa dejaras el suelo perdido de barro, pero nada más.
Efectivamente después de una de estas lluvias rascabas un poco el suelo y a los pocos milímetros, no llegaba al medio centímetro, el suelo estaba completamente seco.
Sin embargo las chumberas crecían y hacían su labor de barrera en pocos días o semanas.
Nunca se me ocurrió regar las chumberas y no sé qué resultado habría tenido hacerlo, probablemente un resultado espectacular.
Pero para esas hojas carnosas era suficiente su agua de reserva para crecer.
Eso que se ve en la fotografía dónde unas hojas tiradas al camino luchan por sobrevivir, en este caso sobre otros trozos de la planta.
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