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Repoblación forestal en Terque, Almería. |
Los
seis años sabáticos que estuve en Almería, darían para escribir una
enciclopedia de aprendizajes y aventuras.
En
realidad no deberían haber sido seis años sabáticos, sino que me fui con la
intención de morir ya allí.
Por
eso lo primero que hice fue visitar el cementerio de Fernán Pérez, para
buscarme un lugar con vistas.
Pero
Almería era un lugar demasiado apasionante como para morirse y viví los seis
años que mal llamo sabáticos.
Causas
de fuerza mayor me hicieron volver.
Una
de las cosas que aprendí fue lo difícil que es la supervivencia en el desierto.
No
es un desierto propiamente dicho, pero si es la única zona predesértica
europea.
Traigo
en esta entrada un testimonio gráfico de lo que supone la repoblación forestal
en un lugar con condiciones climáticas tan severas.
La
fotografía abarca una pequeña zona de toda la superficie a reforestar.
Cada
cada plantel debía protegerse con una estructura de varillas y plástico que lo
pusiera a resguardo de los animales y que le permitiera aprovechar la poca agua
de lluvia.
Todo
debía hacerse a mano bajo un sol implacable, para unos resultados más que inciertos.
Vivido
esto, es cuando te das cuenta de la ignorancia de muchos españoles que han
puesto el San Benito de perezosos a los andaluces.
El
esfuerzo en Andalucía para hacer cualquier trabajo agrícola o forestal, es el
mismo que en toda España, pero con un plus de sacrificio, que solo se puede valorar trabajando en el campo las tres de la tarde.
A medio día labraba mi tierra y eso me daba crédito entre mis vecinos.
Veían que
"el catalán" era, como ellos, capaz de trabajar bajo un sol de
justicia.
Pero
solo hacía lo que veía; aprendía de unos hombres esforzados a los que nunca oí
presumir de su capacidad de trabajo y sacrificio.
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