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Familia inuit: Dibujo, a partir de un dibujo libre en Internet. |
Hay imbéciles que dicen que suicidarse es de cobardes.
Puede
ser de muchas cosas, pero desde luego no es de cobardes.
Quizás
de locos o de desesperados o incluso de hastiados.
Pero
no de cobardes.
Porque
con el suicidio te enfrentas a algo desconocido y un cobarde no busca lo
desconocido.
Con
el suicidio te enfrentas al dolor y quizás el fracaso, con lo que puedes quedar
peor de como estabas y encima habiendo perdido quizás la posibilidad de repetir
el intento.
Suicidarse
no es de cobardes.
Eso
sí, es un acto antinatural porque en la naturaleza nadie se suicida.
El
suicidio es realmente algo infrecuente en la naturaleza, aunque puedan citarse
casos excepcionales.
¿Y
por qué no existe el suicidio en la naturaleza?
Porque
prima el instinto de conservación, que es el encargado de mantener a la especie
en el tiempo.
Vencer
ese instinto no está diseñado en el cerebro de los irracionales.
Pero
como el hombre es un ser racional, no forma parte de ese contexto general de la
naturaleza y sí es capaz de abordar el suicidio, aunque un coste muy alto de
voluntad y valor.
Por
eso el que desprecia el suicida es un imbécil o por lo menos, un ignorante.
Sin embargo, ese mismo sentido racional que permite al hombre programar su final, le protege de esa programación.
De no ser así ya no existiría el hombre, pues
vista con frialdad, la vida es para muchos un tránsito muy difícil hasta el
punto de que está muy extendido el dicho de que la vida es un valle de
lágrimas.
Pero
como te decía, esa misma racionalidad protege al hombre porque le hace ver que
por duro que sea el momento que está viviendo, en un instante pueden cambiar
las circunstancias que le amargan.
Tu
mujer te engaña con tu amigo más fiel y eso te hace sentir tal amargura, que
piensas en el suicidio.
Pero
hete aquí que recibes una llamada inesperada, diciéndote que tu amigo y tu
mujer se han estozolado en un helicóptero, mientras sobrevolaban en un viaje
romántico, el Gran Cañón de Colorado.
¿De
qué te habría servido tu suicidio?
O
puede que tu hijo te amargue tanto la vida que desees suicidarte.
Pero
un día en una excursión con la parroquia, conoce a una chica inuit y se va a vivir
con ella a Groenlandia.
Que
suicidio más inútil hubiera sido el tuyo si lo hubieses consumado.
Supón
que tu secta te repudia y tu desespero es tal, que decides suicidarte.
Es mejor
que en tu desvarío te hagas hippie y empieces una vida de alegría
enajenada y loca, pero de alegría, que te habrías perdido con el suicidio.
Quizá de rumiar en esa vida alocada y hippiosa, te salga algo mejor: Por ejemplo, acabar de surfista en Portugal.
Si el suicidio es antinatural es por algo.
Seamos naturales.
Si
tu impulso es inminente y tu desesperación es tal, que no te ves con tiempo de
reaccionar, recurre a tu sentido común y de perdidos al río; vete a una
misión en Yemen o de cooperante a Tijuana.
Las
probabilidades de volver serán mínimas, pero por lo menos te lo pasaras en grande
y habrás servido para algo.
Mejor
eso que un hospital mientras te hacen un lavado de estómago o arrepintiéndote
durante la caída, de haber dado el salto desde el sexto piso.
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