2022. Lo que poco antes (2020), era una terraza con pinos y vista sobre el mar. |
A pocos les interesa la ecología.
Incluso a mí, después de tantos años, la palabra
ya me suena hueca.
Probablemente
el tema de la ecología, a palo seco, despierta poco interés porque su conocimiento plantea un reto de
coherencia, que supone un esfuerzo o sacrificio personal.
Procurar
por el medio ambiente supone a menudo renunciar a cosas a las que estamos acostumbrados
y que nos hacen la vida más cómoda, casi siempre a costa de un perjuicio
innecesario a la Naturaleza.
En
mi juventud, estuvo de moda entre las izquierdas de panfleto, el asunto
ecologista y antinuclear.
Entonces
la sociedad era más idealista, aunque igual de aborregada que hoy.
Me
aliviaría pensar que volverá la moda del ecologismo, pero la sociedad se está
materializando cada vez más y no albergo muchas esperanzas de que vuelva esa
moda.
Si escribo
sobre ecología, no es porque piense que puedo crear tendencia desde el agujero
ínfimo de este blog, sino por coherencia intelectual.
Desde
chico he visto la violenta colonización de la Naturaleza por el hombre.
La
Historia nos dice que casi siempre ha sido así.
Eso
me apena, pero no me preocupa, porque a largo plazo el hombre lleva las de
perder.
Y
también a corto plazo, pero él no se da cuenta de los valores intangibles que
pierde.
Creo
que el proceso es irreversible porque irreversiblemente el hombre tiende al
mono:
Cuanto más bienestar tiene el humano, más necesita satisfacer sus necesidades materiales y más descuida su faceta trascendente, que es la que le hace persona. Más se acerca al mono.
La versión del ecologismo de hoy es el animalismo, que intenta aparentemente cubrir lo mismo, pero con argumentos vomitados por cerebros más evolucionados hacia el mono. Por cerebros más simiescos.
De ahí la irracionalidad de esa propuesta y de otras relacionadas con el mundo natural, como la aberrante gestión de algo natural como la transexualidad, el aborto o la pederastia.
Insisto, propuestas de gestión, que salen de cerebros más próximos al mono que al Homo sapiens.
Creo
que los esfuerzos que hago para defender a la Naturaleza y de nuestra vida en armonía con ella, son estériles.
Me
importa poco, porque también son estériles los que hago por ayudar a
mis semejantes... Ya tengo callo.
No
quiero convencerte de nada, sólo que te plantees si estás dispuesto a hacer
callo con estos temas.
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