Familia de patos. Foto: Libre en Internet. |
La
verdad es que hoy me apetecía más hablar de minerales o de insectos, que del bípedo
implume.
Pero una serie de circunstancias hacen que me vea obligado a hablar del hombre desde su perspectiva natural.
Veo que los políticos, por definición ignorantes
y egoístas, se meten cada vez más en el pantano del comportamiento social del
hombre, desde una perspectiva caótica, propia de sus mentes infantiloides y
burguesas.
Siempre
he dicho y no hay más que revisar mis escritos para verlo, que no soy un hombre
de fe.
Para
ser más preciso, debería decir que siempre había creído que no era un hombre de
fe.
No
lo era, porque no sabía exactamente lo que debía entender por fe.
Dediqué
un tiempo a ver que era eso de la fe.
Tuvo
que ser un astrofísico, el jesuita José Manuel Carreira, al que conocí en una
conferencia que le grabé para una televisión local, quién me hiciera ver
racionalmente, que es la fe.
A
la luz de su explicación llegué a la conclusión de que sí era un hombre de fe,
pero de la fe que me reflexionó Carreira, no de lo que mucha gente, incluso religiosa, entiende por fe, que he leído tantas veces en artículos y conferencias y que me ha tenido confundido durante tanto tiempo.
En
definitiva, no soy un hombre de fe, hasta que definamos lo que es fe.
Pero
eso será otro día, si lo es.
He
hecho este preámbulo porque quiero hablar de la familia humana, relacionándola
con la estructura familiar de otras especies de mamíferos superiores y aves.
Y
como es un tema muy sobado por la corrección política, por el feminismo
desbocado y por el fanatismo religioso, he querido desmarcarme de esos ámbitos.
La familia, en el entorno natural, es una unidad básica formada por una pareja progenitora, macho y hembra de la misma especie y su prole, propia o, excepcionalmente, adoptada.
En manadas de elefantes, se integran claramente en el grupo familiar, otros familiares muy próximos.
El
objeto primero de la familia es preservar la especie.
Esa
es la realidad de la Naturaleza.
Plantearse
otra cosa es demagogia, populismo o, simplemente, ignorancia.
La
unión de la pareja puede ser eventual o indefinida.
Esta
unión está en general en relación con el tiempo que la prole depende de ella.
Hay
numerosas excepciones, especialmente entre las aves, en las que no es raro
encontrar relaciones estables durante toda su vida o incluso, aunque más raro,
especies que no vuelven a aparearse una vez que han perdido a su pareja.
En
el caso del hombre, la estabilidad de la pareja es mayor pues su prole es la que
depende de los padres durante más tiempo entre las especies de mamíferos
superiores.
Si
además tenemos en cuenta, que el hombre es el único animal racional, esa
racionalidad afecta al cóctel de la familia de mil formas.
Pero
ignorar su estructura básica y alejarse de ella, es suicida.
Es
esta la opinión de un naturalista.
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