Hoy voy de nuevo ha hacer amigos. Lo siento,
porque a base de contar historias voy a despoblar el blog. Pero ¿he de
dejar en el anonimato esos pequeños detalles que hacen esa historia de
detallitos, que aderezan los hechos con su esencia más íntima? Todos sabemos
quién era Tutankamon. Pero sin dejar de ser quien fue, ¿no lo veríamos con otra
perspectiva si una inscripción nos revelara que se hurgaba la nariz
compulsivamente?
La gran historia y la pequeña historia. ¡Qué
apasionantes son ambas!
Bueno, a lo que iba.
En el blog he hablado del Museo de
Historia Natural y del Mar de Níjar (Almería).
Este Museo gozó de mucho prestigio hasta el
punto de que muchos visitantes se presentaban en Níjar para ver el Museo.
Níjar era conocida por las jarapas, comercio que
emulaba las tradicionales mantas producidas en una economía pobre en recursos,
pero rica en ingenio humano.
Y era menos conocido por su cerámica, extendida
por todo el mundo pero mal comercializada, de manera que la gente no conocía su
procedencia.
A mi modo de ver, la cerámica de Níjar era de
una sensibilidad artística exquisita y los artesanos que la fabricaban eran unos
artistas que dominaban la química y el fuego.
Creo que esa cerámica se prohibió porque los
colores, obtenidos de fuentes directamente naturales, podían poner en riesgo la
salud, si los recipientes era utilizados como depósitos de alimentos (platos,
vasos tinajas,…creo que la prohibición se podría haber evitado con una política
adecuada).
Y en los años noventa, Níjar se dio rápidamente
a conocer también por el Museo de Historia Natural y del Mar, gracias a visitantes nacionales
y extranjeros, especialmente de Holanda.
El local que ocupaba el Museo fue cedido por el
Ayuntamiento de Níjar, me malicio que para pasar los cinco años de prescripción
del local, que no cumplía con la legalidad urbanística. Con la tapadera del
Museo nadie levantó la libre.
No tengo la certeza de ello, pero cuando el
Ayuntamiento desahució al Museo, se me cayó la venda de los ojos. Quizás
alguien me ayudó a quitármela.
No sigo, porque me aburre el asunto. Pero a
continuación presento la carta de desahucio del Ayuntamiento y parte de mi respuesta a esa carta.
Si
hoy Níjar no tiene la expresión cultural de un Museo de Historia Natural no es
por falta de oportunidad.
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