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miércoles, 15 de enero de 2020

MEDPOL (Mediterranean Pollution FASE II. (Parte 2).

Para no aburrirte, querido lector, he desglosado este asunto del MED POL en dos entradas, espero que eso te ayude. La primera puedes encontrarla en el siguiente enlace:

Para leer la primera parte, pulsa aquí.


El buque escuela CRIS 1, abarloado al buque oceanográfico español García del Cid

En primer plano Víctor, del Departamento de Biología del C.R.I.S., a bordo del buque escuela CRIS 1, que está abarloado al buque oceanográfico español García del Cid en el muelle de Bosch i Alsina (Puerto de Barcelona).

El CRIS 1 realizó los trabajos de campo del MEDPOL

Si has leído la parte primera de esta entrada en el enlace que te indico más arriba, verás que el MEDPOL se planteó como un programa global para medir la contaminación en el Mediterráneo.

El programa se construyó de abajo a arriba, de forma que cada Entidad local valoraba su entorno marino inmediato para luego integrar todos los resultados en un documento final.

En un determinado momento el que el ayuntamiento de Barcelona se planteó participar en este Programa y necesitaba un responsable.

Y recurrió a mi.
Entonces, se dieron una serie de circunstancias, que me llevaron a una etapa distinta en mi vida profesional de economista.

Efectivamente, a pesar de ser mi oficio el de economista, mi actividad como naturalista no dejaba de darme un cierto nombre y prestigio en el mundo de la ecología del momento, en el que aparecían muchos activistas de calle y pocos profesionales serios del medio ambiente, asunto éste que en esos momentos no estaba en el plano de actualidad como lo está hoy.

La escasez y mediocridad (con honrosas excepciones) de los implicados, me permitían destacar entre tanta población de aluvión, además mis estudios de biología, me daban una base sólida.

Por otro lado, llevaba años gestionando una goleta de más de 20 toneladas de la que era armador (me estoy refiriendo al buque escuela CRIS1, dedicado a trabajos de biología marina y de educación medioambiental).

Por último y más importante, se trataba de gestionar un programa medioambiental que no interesaba a nadie de la administración municipal y que por lo tanto no tenía ninguna novia.

En definitiva, estaba en el lugar adecuado, en el momento adecuado.

 En esta situación se me presentó la ocasión de intervenir en el programa MEDPOL, por lo que me ofrecí a llevar la responsabilidad del programa sin incordiar a nadie y sin que costará nada de dinero a la administración, puesto que ofrecí de balde mi goleta para los trabajos de campo en el mar.

No recuerdo los detalles exactos de cómo enredé a tanta gente i cómo me dejé enredar, pero lo cierto es que resultó un éxito.

Por un lado intervino el laboratorio municipal del ayuntamiento de Barcelona, al que no recuerdo exactamente qué analíticas se le encomendaron, relacionadas con los tejidos de peces.

Enseguida se apuntó el departamento de edafología la facultad de farmacia de la universidad de Barcelona, atraído por la posibilidad de conseguir  muestras de sedimentos de la costa de Barcelona (ya que tenían el barco gratis, así como el instrumental, que también lo portaba un servidor) y por descontado también gratis la mano de obra, que nutrían voluntarios y amigos de los profesores y catedráticos de esas instituciones).

Inmediatamente después se sumó el instituto químico de Sarriá, movido igualmente por la posibilidad de conseguir un buen número de muestras para el estudio de hidrocarburos y metales pesados en el agua de la costa de Barcelona, estudio que tenían pendiente desde hacía tiempo pero que no llevaban adelante por falta de recursos económicos.

Como elemento de confianza tenía a mi esposa Carmen Galante (e.p.d.), experimentada profesional en técnicas de laboratorio.

El patrón era un profesional pagado. Mi esposa también era una excelente profesional, pero aquí prestaba sus servicios de forma altruista. Ambos fueron elementos humanos indispensables y necesarios para el desarrollo de  los trabajos, pues los becarios, colaboradores y voluntarios que aportaron las entidades colaboradoras mencionadas, el día que no les dolía el bazo, les dolía el espinazo y cuando no, se mareaban o indisponían.

Con estos mimbres se elaboró el MEDPOL en Barcelona.

Resultó un rotundo éxito, pues la ciudad condal fue la única del Mediterráneo que hizo su papel en condiciones y que publicó los resultados con dignidad y difusión suficiente.

Todo esto me permitió trabajar durante unos meses compaginando ni actividad de técnico en economía, con la de gestor de un programa medioambiental relacionado con el mar.

Era lo más que podía desear profesionalmente en esa época, con la gran ventaja de que al ser un elemento indispensable en el patrocinio del programa, hacía lo que me apetecía.

A todo esto, el instituto español de oceanografía, que debía haber sido quien llevará la responsabilidad de todo, se quitó de en medio porque su entonces responsable veía con desprecio este programa pues, según me dijo, se desarrollaba en aguas sucias y a él le gustaba hacer oceanografía en océanos abiertos, 
(naturalmente con presupuestos millonarios), a bordo del ya entonces obsoleto buque oceanográfico García del Cid,  (barco que intenté contratar, pero me presentó un presupuesto millonario, lo que permitió entrar en el juego con el CRIS 1).  

La actitud del referido responsable no me extrañó, pues ya le conocía a raíz de la construcción de los primeros arrecifes artificiales españoles, que realice de forma pionera años antes, precisamente gracias a esta misma actitud de desprecio hacia el proyecto escórpora y a la presentación de unos presupuestos desquiciados, que también le frené.

Para más detalles del susodicho, fue durante su gestión cuando se liquidó el magnífico Acuario de la Barceloneta, inaugurado en 1963 y demolido en 1987 a causa, al parecer, de problemas estructurales.

La versión oficial es que los peces se trasladaron al zoo de Barcelona, lo que tengo la certeza vivida aunque indocumentada de que no fue así, lo que no me extraña pues parece que también se falsearon las verdaderas causas de la muerte del famoso gorila albino Copito de Nieve, lo que deja claro la facilidad de versionar del zoo de Barcelona.

Acuario de la Barceloneta. Foto: Internet.

Acuario de la Barceloneta. Foto: Internet.

Arriba, el ya inexistente y añorado Acuario de la Barceloneta (Barcelona), en sus fachadas posterior y principal.




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