Parece “Barcelona i la Mar”, pero no es más que una
bien intencionada réplica, con el forzado visto bueno de José María Asensi, el
creador del programa docente original. Foto: El Far).
Pero
claro, no me podía llevar el CRIS 1 al desierto. Y naturalmente
no lo hice, aunque bien pudiera haberlo hecho e instalarme en él en lugar de
comprar un pequeño cortijo para reconstruirlo. Con la parte de mi alma que
había dejado en ese barco, hubiera sido lo mejor. Pero a “toro pasado” todo se
ve claro y eso se me ocurre hoy y no se me ocurrió entonces.
Al
irme dejé todo muy explicado y detallado e instruí hasta donde se dejaron y
entendieron, a nuevos monitores, de manera que un programa parecido en la forma
pero sin fondo ni creatividad siguió ejecutándose. Pero como un diente
desvitalizado que a los seis meses de intervenirlo entra en colapso hasta
volverse quebradizo, el nuevo programa se mantuvo un tiempo hasta que dejó de
realizarse. “Barcelona i la Mar” siguió escenificándose un tiempo. Pero era
algo sólo parecido en la forma, sin la fuerza y vitalidad del Programa original,
a pesar de la buena intención de quienes se esforzaron en mantener aquello vivo.
Podría parecer “Barcelona i la Mar”, pero era tan solo la versión china
de una buena marca. Hoy creo que ha desaparecido todo vestigio y ningún intento
de recrearlo ha resultado fructífero.
Para
crear arte se ha de llevar sangre de artista. Y arte es una pintura, una
escultura, una obra literaria… o un programa docente.
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