Sede social del Centro de Recuperación e Investigaciones
Submarinas (C.R.I.S.), en el momento de su máximo esplendor de la mano de
Alfons Ferrer. Las intrigas de aprendices de “acidonitrix” que ya
están olvidados en la historia del C.R.I.S. y del buceo en Cataluña, acabaron
con esta realidad.
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