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miércoles, 24 de diciembre de 2025

Crucero a las islas Cícladas (Grecia), en el "Celebrity Edge". ni lujo ni excentricidad, Parte 4 solo negocio.

 







Vuelvo al barco con el que hicimos un crucero a las islas Cícladas (Grecia), del que ya he hablado en algunas entradas. Esta es la cuarta parte de un análisis del crucero-barco.

Quizás más adelante vuelva a hablar del crucero-viaje, del que también ya he presentado alguna entrada. Hay demasiado material como para compendiarlo todo. Y exigiría demasiado trabajo.

Quiero hacer énfasis en que el lujo del que habla la publicidad de la naviera, del que ya habrá quedado claro tengo la impresión de que es mucho ruido y pocas nueces, es cierto, pero tiene trampa,

Lo que es una inversión puntual se convierte, gracias a la publicidad, en una fuente de ingresos a lo largo de la vida del buque. Porque durante toda su vida útil, esa imagen de lujo seguirá atrayendo a muchos pasajeros y la empresa podrá ir ahorrando en gastos diarios de comida y otros servicios que repercuten en un ahorro considerable si tenemos en cuenta el ingente número de pasajeros que transporta.

Es decir, el reclamo publicitario del lujo exagerado en cosas banales, intenta ocultar los déficits cotidianos que suponen un ahorro notable.
Concretando, la comida mediocre o mala, la ausencia de detalles de cortesía en el baño o en las habitaciones, el no tener una oferta aceptable de excursiones sin cargo y con precios altos en las otras y un etcétera de detalles, que multiplicados por 3000 personas diarias y otro tantísimo en la vida del barco, suponen un ahorro mucho mayor que los espejos, escayolas y plásticos que pasan por arte. 
No quiero seguir porque parece que tenga algo contra la compañía, pero no la conocía hasta que no la visité y me llamó la atención ese derroche de fuegos artificiales, cuando no me podía comer una pechuga de pollo porque estaba incomestible. 
Hubo algún detalle con el trato al personal que me disgustó, pero sería injusto hablar de ello porque una flor no hace primavera y para opinar sobre estas cuestiones es preciso oír a las dos partes y ponderar las circunstancias, cosas que no he hecho, por lo que mi opinión no es para tenerla en cuenta.













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