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martes, 9 de diciembre de 2025

Medio ambiente. Ahorrar mucha agua, con un gesto insignificante.

 

El agua es una joya.

Pero la torpeza del ser humano valora las cosas por su cantidad, no por su valor intrínseco.

Somos así de estúpidos.

El ser humano no vale nada, porque somos muchos.

Pero el ornitorrinco es muy valioso, porque es escaso.

¡Menuda estupidez!

El agua deja en evidencia esta tontería.

Antes, debemos saber que esta molécula es una verdadera joya, porque posee unas características insólitas para lo que la química espera de ella. Si tengo ocasión dedicaré una entrada al agua, pues se la merece. Eso y más.

En definitiva que el agua es valiosa por las características inéditas que se derivan de su fórmula, pero además es valiosa por ser fuente de vida. Eso lo tienen presente las poblaciones en las que el agua es escasa.

También lo tiene presente cualquier interesado por la historia, al observar que civilizaciones enteras han desaparecido por falta de agua. Quizás por eso hay un refrán español que dice; algo tiene el agua cuando la bendicen.

Pero nosotros, urbanitas descerebrados y acomodados a la abundancia, no nos damos cuenta de la riqueza que sale por el grifo, cuando le damos a una palanca. Solo protestamos un poco de atención, cuando hay un corte de agua, en el que sufrimos la incomodidad de tener que ir a la nevera a buscar una botella de agua o de refresco.

Vamos a la estadística, para ver lo tontos que somos.

Cuando nos lavamos las manos, dejamos que el agua corra por el grifo mientras nos las enjabonamos.

Lo mismo hacemos cuando nos cepillamos los dientes.

Con el simple acto de cerrar el grifo mientras nos lavamos las manos y de hacer lo mismo mientras nos cepillamos los dientes, veamos cuánta agua podríamos ahorrar.

Sin moverme de la silla porque me da pereza, me atrevo a estimar que el agua que se pierde mientras me enjabono o me lavo los dientes es de aproximadamente un cuarto de litro, es decir unos dos vasos sobrados  de agua si el grifo no lo abrimos a tope. Yo siempre lo abro poco, salvo que sea para rellenar algún recipiente. Ese agua supone unos 250 cc.

En una ciudad como Barcelona con cerca de dos millones de habitantes, eso supone alrededor de 500.000 litros al día, es decir, alrededor de doscientos millones de litros de agua al año, o 121 millones de botellas de litro y medio. El doble si consideramos manos y dientes, aunque veo que la gente se lava poco las manos y menos los dientes.

El consumo en la ducha es mayor, pero para nuestros efectos la gente es, gracias a Dios, tirando a sucia,

Menudo disparate, no? ¿Te das cuenta por qué las empresas de agua embotellada están en manos de gente poderosa? Porque son un gran negocio de dinero y de poder.

Y a todo esto, millones de personas en el mundo tienen Sed.

Los números probablemente estén mal hechos.

No importa, repásalos o haz los tuyos.

No quiero enseñarte matemáticas ni unidades de volumen, solo quiero que seas consciente de lo que supone que tengas el grifo abierto mientras te enjabonas las manos o te limpias los dientes.





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