Los barcos de buceo, en el Mar Rojo (Egipto).

Parecen muchas anclas, pero la espera es larga y los buceadores están incomunicados. Toda precaucuión es poca.

Los interiores de los barcos son cálidos y cómodos. Es su concepto de hospitalidad, que va más allá del negocio.

Después de la inmersión, el atardecer hacia el puerto.

Los barcos van auxiliados con una embarcación de apoyo, como también es preceptivo en España y llevan las suficientes anclas de roca para soportas vientos fuertes.

Los interiores son muy acogedores, con madera y moqueta.

La ayuda para equiparse y trasladar el equipo, ya la quisieran en España.

Mi conclusión fue que bucear en Egipto es una experiencia que ni de lejos se vive en España, al margen naturalmente, del paisaje. Hablo solo del factor humano.

La riqueza de los fondos coralinos del Mar Rojo, está considerada como la mejor del mundo según algunos, mayor incluso que los fondos de coral australianos.

Y Egipto está solo a tres o cuatro horas de vuelo.