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lunes, 20 de octubre de 2025

Sobre mi “diario de viaje” del Crucero a Grecia con Celebrity Edge. Parte 1.

 

Al iniciar el viaje, me hice el propósito de llevar un diario para no olvidarme de acontecimientos que me fueran llamativos en el momento, pero que luego los olvidara porque no hubieran sido lo suficientemente intensos o extensos como para acordarme.

Pero fue un fracaso.

Hay un proverbio español que dice; el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones.

Tal como tuve esta buena intención del diario, me olvidé de ella y de un viaje de varios días solo tomé dos o tres pequeñas notitas, más que para recuerdo, para mi vergüenza de falta de voluntad y de constancia. Esta es una de las anotaciones, además de escueta, confusa:

Domingo 20 de julio de 2025.

Estamos desayunando en una cubierta alta y es la primera vez que noto la vibración de los motores.

Hace un buen día, con una mar de fondo de la levantada de ayer.



Mi personal se aburre y tengo que inventar constantes misiones para que estén distraídos realizándolas.

Ahora les acabo de enviar a ver si encuentran una tienda donde vendan prendas personalizadas del barco (el logotipo es una X), pues no se han traído gorra y tenemos pocos calcetines. Además, no nos han dado zapatillas para la habitación y es un poco sucio andar por la moqueta, aunque sea en calcetines.

También les he pedido que busquen información sobre la salida de mañana a Malta, especialmente si se visita el poblado Paleolítico y la cueva con fósiles de mamíferos animales y de hombres que hay en la isla.


Espero que estén distraídos hasta la hora de comer. Los cafés, los cócteles sin alcohol y las comidas son lo que más les entretienen.

En un éxtasis de aburrimiento, me hago una foto de las bambas que llevo que, aunque no son del barco, llevan su símbolo. Son unas bambas de marca, de las que Angélica compró cien mil pares a un ridículo precio de oferta, con puntos que nos daban en la cooperativa por la compra de libros y otro material escolar del niño. Han dado un resultado excelente.



Veo que el niño ha sacado de la funda de plástico el mando de la televisión.

¡Ya me extrañaba que hubiera durado veinticuatro horas en ella!

Son las 12:57. Me he metido en una habitación con dos bípedos que me van a costar la vida.

Les he sugerido que se vayan a comer porque me estaba empezando una crisis existencial y la única forma de pararla era tomar distancia.

…Han vuelto. Espero que el tedio vuelva a la normalidad e intentar pasar lo que queda del viaje de la forma más cómoda posible.

Me he empezado a asustar porque veo que voy a regular. Hace unas semanas vi que un viaje alrededor del mundo en crucero, cuesta una cifra asequible, … ¡Pero son seis meses metido en un cuarto, con balcón, pero sin bidet!

¡Ni jarto moriles!

20 de julio 2025

18: Hasta ahora hemos navegado por un desierto, pero hoy he visto trasmallos, lo que indica que pronto veremos vida.

Efectivamente, empezamos a ver pardelas, unas simpáticas aves marinas que vuelan rápido, en grupo, ciñéndose a la superficie del agua.

Nos acompañarán un tiempo.


Me parece que un cóctel sin alcohol preparado esta tarde “especialmente para mí” por un barman que parecía amigo, me ha provocado diarrea.

¡Maldito traidor el barman sonriente!

Después del episodio de esta tarde estoy hecho unos zorros.

Voy a ver si la cena me compensa la debilidad que me ha causado

19.35h.: Cenamos.

No sabía si elegir salmón como ayer o carne.

Me ha parecido más digestivo el salmón.

Para beber, agua depurada de mar con hielo.

Fotografío la pantalla de televisión con los datos que hace una hora hemos visto a las pardelas.











miércoles, 15 de octubre de 2025

La ballena, el codicioso impaciente, 2… y los arrecifes artificiales de Barcelona.

Imágenes de prensa.

 

Arrecifes artificiales en Barcelona con copias no autorizadas de los módulos de Ramón Luis Mota y Asensi. Afoto, el far.


En la entrada; inteligencia artificial y docencia, hace cuarenta años, hablo de que La Caixa intentó en su día copiar las formas innovadoras de mi programa docente Barcelona i la Mar y lo único que consiguió fue una muerte lenta a una serie de animales marinos que mantenía en acuarios de una exposición que realizó.

Y luego te digo que algo similar pasó con una ballena que apareció muerta en el puerto de Barcelona y que me pidieron me deshiciera de ella.

El punto en común que tienen estas dos situaciones es que actuaciones mías pensadas con tiempo y meticulosidad para que salieran bien, acabaron regular por la intervención de un imitador inepto.

En el caso de la ballena de Barcelona, lo dejé todo preparado para rescatarla en su momento, limpiarla y montarla para exhibirla.

Pues bien. Después de enterrarla en Esplugues, me fui a Almería, como ya he explicado en este blog y estuve aprovechando el tiempo, conociendo aquel lugar y sobre todo su geología, que es apasionante.

Un día estaba en el cortijo y sonó el teléfono.

Me llamaban del CRIS de Barcelona, y me decían que habían intentado desenterrar la ballena y que los huesos estaban muy sucios y que no sabían qué hacer y que lo volvían a tapar todo.

Me sorprendió, pero lo entendí.

El alto precio de un esqueleto de ballena hizo que cogieran una excavadora, se pusieran a excavar y se llevaran el chasco.

Creo que, en aquel momento, solo había una persona en España que podía dirigir la operación de reconstrucción de un esqueleto de la ballena.

Esa persona era Salvador Filella con quién tenía muy buena relación y al que me llevé a Almería cuando encontré allí un esqueleto fósil de ballena.

Desde el principio contaba con él para el trabajo de reconstrucción, pero como nunca habíamos hablado en serio de esa parte del proceso con el CRIS esperando que llegara el momento de proceder, no llegamos a hablar en detalle de ello.

Pero hete aquí que un impaciente codicioso decidió, por su cuenta y sin ningún conocimiento, iniciar un proceso que él debería creer que era como montar un puzle.

De forma semejante, La Caixa, en una mera acción de imitación, se cargó a unos animales y rompió con una dinámica de docencia. En lugar de buscar al autor y pedir consejo, en un alarde de ignorancia machacó una idea.

Juan B., en nombre del CRIS, en otro alarde de ignorancia, ignoró al autor y se cargó un proyecto.

Como no hay dos sin tres, cuando el ayuntamiento de Barcelona decidió poner un arrecife artificial en frente de la ciudad, se asesoró con un inepto inexperto al que llegué a conocer por su rastro de incompetencia.

Ignoraron a quien inició la construcción de arrecifes artificiales en España, construyendo arrecifes en el Mediterráneo y en el Atlántico.

Los políticos prefirieron a un charlatán paniaguado.

Me dijeron que lo primero que hizo fue viajar a Brasil con presupuesto municipal y un séquito de políticos para ver qué eran esas cosas de los arrecifes.

Me fastidió un poco que me ignorasen y que dilapidasen dinero público. Un servidor era quien había iniciado este tema en España y el que tenía mayor experiencia, con diferencia abismal, en construcción de arrecifes artificiales.

Pero entendí que el objeto era el viaje gratis total a Brasil  y para eso no me necesitaban.

Al contrario. Conmigo no hubiera viajado nadie.

No les avergonzó plagiar mis módulos, diseñados en su día con la colaboración técnica de Ramón Luis Mota y su gabinete.

No hubiera aceptado ese proyecto al lado de incompetentes consumidores de fondos públicos.

Sí me hubiera gustado realizar el proyecto con mi equipo que había sido siempre de personas con moral intachable y trabajadores duros.

En el libro El cultivo del mar hablo de ello y no se me ocurre que pudiera encontrar gente mejor que Ramón Luis Mota, el equipo del CRIS o los hermanos Barón.

Siempre me he rodeado de personas excelentes, empezando por Mamen, siempre incondicional al pie del cañón, que me han ayudado a llevar a buen fin lo que me he propuesto.

No sé cómo acabaría esta obra municipal.

Probablemente mal, como las del torpe seguidismo del CRIS o de La Caixa.

Y es que en España seguimos en la picaresca de vivir sin trabajar o de vivir del trabajo ajeno.


Inteligencia artificial y docencia, hace cuarenta años.


 


martes, 14 de octubre de 2025

La ballena y el codicioso impaciente, 1.

 

La Razón, jueves 29 de marzo de 2001.


Ayer me pasé en la extensión de la entrada.

Me han regañado y me doy por aludido.

Seré breve en los prolegómenos y escueto en el desarrollo.

Traen una ballena muerta al puerto de Barcelona.

Eso es un problema

La capitanía militar de marina de Barcelona, hurga en el ambiente de gente relacionada con la mar y sus bichos que vivan en Barcelona y aparece en la lista, como siempre entonces, un servidor.

Me piden que la saque del agua y me deshaga de ella.

Naturalmente, de gratis.

No encuentro un buzo que quiera liarse en la arriesgada tarea de embragar al animal y tengo que hacerlo yo.

Ramón Luis se encarga de buscarme una grúa poderosa y un camión con tráiler para cargarla. Son elementos de su oficio de arquitecto.

Camión y grúa creo que los paga el CRIS.

Un domingo por la mañana, nos reunimos en el puerto para cargarla, atravesar Barcelona a una hora intempestiva para no encontrarnos con gente y por la tarde estamos en el local social del CRIS, entonces en Esplugas del Llobregat.

En los terrenos del CRIS, una excavadora ya ha abierto la tumba junto a las pistas de tenis.

Metemos dentro a la ballena y la enterramos. Fin de la historia.

Cuando pase el tiempo adecuado, desenterraremos el esqueleto, limpiaremos los huesos, los armaremos de nuevo y el esqueleto de ballena tendrá su lugar en el futuro museo oceanográfico del CRIS, que al fin no se hizo, como cuento en otro lugar del blog.

Para entonces ese esqueleto de ballena valdrá en el mercado unos siete millones de pesetas.

No sé lo que vale hoy en el mercado, en euros, un esqueleto de ballena de 22 metros.

Probablemente no se encuentren.

Como siempre, en su momento, el CRIS será el punto de atención del mundo del submarinismo.

Pero teniendo todas las bazas a favor, el asunto no salió como tenía previsto.

No por una catástrofe o una hecatombe, si no por la tontería de un empleado del CRIS, que tenía entonces una influencia por encima de su capacidad.

Pero he dicho que voy a ser breve.

Y cumplo.

Si tengo ánimos, otro día devanaré el ovillo.

 

lunes, 13 de octubre de 2025

Inteligencia artificial y docencia, hace cuarenta años.

 

A Jordi Ardid.


Aula del segundo local, en el puerto de Barcelona, de Barcelona i la mar.

Este domingo por la tarde, estudiando un poco por encima, el asunto de la inteligencia artificial, me vino a la cabeza una actividad que realizaba en el programa Barcelona i la mar, que bien podría entenderse como una actividad pionera de inteligencia artificial aplicada a la docencia. Inteligencia artificial en su esencia y estructura, pero con unos medios limitadísimos, propios del tiempo en que realizaba la actividad, los años ochenta y de mis recursos económicos.

Quiero antes dejar bien claro que no tengo relación profesional con la informática y no soy ducho en esa habilidad, de tal modo que cuando entro en terrenos un poco complejos, recurro siempre a un informático profesional.

He hablado en varias ocasiones del programa Barcelona i la mar y hasta ahora no he caído en que el lector se habrá preguntado por qué pongo una i latina en lugar de una i griega (y), que es lo que procedería.

La razón está en que la denominación es en catalán y en catalán se escribe con i latina, por eso lo pongo siempre en cursiva salvo en los títulos de las entradas que lo pongo entrecomillado, porque no sé si deja, o no sé ponerlo en cursiva.

Dicho esto, voy al meollo de la cuestión.

Barcelona i la mar pasó por varias etapas, porque debía ir adaptando el programa a las posibilidades de local que tenía a mi disposición en cada momento. No sé si podría decir que el programa era una versión semejante a la historia del holandés errante.

Cuando conseguí una estabilidad que al final resultó relativa del local, decidí que las vitrinas en las que se exhibían los ejemplares dedicados a la docencia de los alumnos, estuvieran abiertas para que los chavales, además de ver el material, lo pudieran tocar.

Era una apuesta arriesgada pues si bien me ocupé de que no hubiera ejemplares frágiles, no tenía modo de evitar que se los llevaran.

El que los pudieran tocar tenía su fundamento en que la textura y el peso daban mucha información al alumno, información que no se podía obtener por la simple observación del ejemplar en la vitrina.

Mi objetivo era progresar en la docencia y me pareció que era más importante eso, que el riesgo incierto de que pudiera desaparecer o romperse algún ejemplar.

Pero ese era solo el objetivo más inmediato.

El fin más ambicioso, era que llegaran a clasificar el sujeto por sus propios medios, sin ayuda directa de un profesor o tutor.

Tenía en casa un ordenador Amstrad, que utilizaba poco. Era un ordenador muy sencillo que se podía programar con BASIC, un lenguaje de programación también muy sencillo.

Instalé el ordenador en el local en el que desarrollaba parte de las actividades de Barcelona i la mar (como explico en el blog una buena parte de actividades desarrollaban a bordo del barco escuela CRIS 1) y estudié algo de BASIC, para desarrollar un programita que me permitía clasificar de forma muy sencilla e intuitiva, algunas de las piezas que exponía.

Voy al grano porque no quiero alargarme.

El asunto es que los jóvenes podían coger y examinar algunos ejemplares, irse al ordenador y siguiendo las indicaciones que aparecían en la pantalla, llegar a clasificar por sí mismos lo que habían cogido.

El asunto era muy sencillo porque se basaba en las clasificaciones dicotómicas que se utilizan para identificar especies.

La complejidad de estas claves puede ajustarse al nivel docente que desea quien las prepara.

Barcelona i la mar, asistían escuelas privadas, las menos y mayoritariamente, escuelas públicas.

La inscripción era una cantidad simbólica y las escuelas que lo pedían, participaban gratuitamente. El programa estaba financiado al cincuenta por ciento, por la Caja de ahorros y monte de piedad de Barcelona (hoy la Caixa) y por un servidor.

La mayor parte de los alumnos eran de extracción social media a baja y la mayoría de ellos no tendrían ni tan siquiera ordenador en casa.

Ver a algunos de esos chicos eufóricos, porque habían conseguido clasificar un animal que hasta ese día ni tan siquiera habían visto y menos tocado, era un espectáculo de lo más gratificante para un maestro frustrado, que había dejado mucho, para dedicarse a la docencia.

Naturalmente me estoy refiriendo a un servidor.

La actividad a este nivel de intensidad duró dos años, pues me echaron del local para derribar toda la zona y dedicarla a actividades comerciales del puerto.

Este ha sido siempre el final de mis iniciativas culturales museísticas, que han acabado sustituidas por actividades comerciales más rentables.

Me pasó en Esplugas de Llobregat, en Almería, en Barcelona... doy cuenta detallada de todo ello en el blog.

Volviendo a Barcelona i la mar de vitrinas abiertas, recuerdo perfectamente que, en los dos años, solo se estropeó una pieza y no eché a faltar ninguna.

Más adelante.

La Caixa en otra actividad inspirada en la mía, intentó plagiar mi idea de que los visitantes pudieran tocar los ejemplares expuestos, pero lo hizo en una exposición en la que había erizos de mar y estrellas de mar vivos en acuarios.

Naturalmente fue un fracaso pues estos animales tienen un sistema locomotor relacionado con el exterior de manera que en lugar de agua les entraba aire, hasta matarlos.

Es lo que pasa cuando un imitador tiene dinero, pero no tiene cerebro ni quiere reconocer que está plagiando lo que no entiende.

Algo parecido me pasó con la ballena que recuperé en el puerto de Barcelona de la que hablo en otro lugar del blog y en la que no me extiendo aquí, porque ahora sí, de verdad, quiero acabar por hoy.


 

Si quieres ver unos apuntes sobre la ballena a la que me refiero, puedes ir aquí, es la ballena enterrada en Esplugues del Llobregat:




sábado, 11 de octubre de 2025

La tontería masoquista de mirar hacia atrás.

 

Chavales a bordo del CRIS 1, en el programa Barcelona i la Mar.
El Dr. en Geología, Sebastián Calzada, director del Museo Geológico del Seminario de Barcelona.
Uno de mis regalos de cumpleaños al Dr. Calzada. Buscar un regalo para un cura es siempre difícil, rayando en lo imposible, cuando además es geólogo. 

A medida que pasan los años y pierdes contacto con las personas que han significado algo para ti, vas quedando huérfano de afectos.

Siguiendo el orden natural y salvo imprevistos, lo común es que primero pierdas a los abuelos, luego a los padres y luego a los familiares próximos mayores que tú.

Pero fuera del ámbito familiar, también te vas dejando la piel a girones con personas que han significado algo especial en algún aspecto o momento de tu vida.

Cada ausencia es un dolor.

Para mí, el mundo de la naturaleza ha sido prácticamente el único que me ha ocupado, junto con personas relacionadas con él. Probablemente me ha ocupado con poco provecho, porque cada uno tiene las luces que tiene.

He decepcionado a quienes veían en mi un aventajado y solvente profesional; dejé la economía y la historia para dedicarme a cuestiones relacionadas con la naturaleza que puedes ver y leer en este blog, para disgusto de próximos.

Ya te he comentado en otro lugar, que dejé el mundo universitario y la dirección financiera de una multinacional alemana, para hacer esto: Quité tiempo de ganar dinero, para dedicarlo a la docencia y al estudio y divulgación de las ciencias naturales, actividades muy improductivas, más bien diría ruinosas.

En este mundo mi recuerdo se remonta a un verano de mi infancia, que pasé con mi primo venezolano, un maravilloso trozo racional de naturaleza, hijo de mi tío Pepe.

No pude disfrutar nuestra común afición, pues al poco mi querido primo era víctima inocente, en Venezuela, de una agresión mortal en la escuela. Desapareció de mi vida, pero no de mi corazón.

Pasaron décadas sin que encontrara un alma afín, hasta que apareció Felipe, un hombre de corazón generoso y también de gran afición por la naturaleza.

Años después, Almería fue una erupción de bondades y conocimientos.

Pero tuve que mudarme y hubiera sido un contraste fatal, si no hubiera tropezado con Sebastián y con Antonio.

Todo esto tocando de pies a tierra.

Mi otra gran afición, la naturaleza en el mar, estuvo menos concurrida, pues al ser un mundo más hostil, tiene menos y más indefinida concurrencia, ya que las personas que nos acercamos al mar somos más complejas y consecuentemente menos abundantes, que las que andan sobre firme; Alfonso, Ramón, Carmen, Francisca, Jorge, Pedro, María José Miguel, Ramón B.... Miguel Ángel P., Thomas. R., José Antonio O., José Carlos L., José B., José H., José M. he de hurgar demasiado.

Me acuerdo de estos y otros varios., No pongo sus apellidos porque no sé si este es el lugar; los reservo para mis inciertas memorias. En cualquier caso, ellos ya saben, si están vivos y se acuerdan de mí, a quienes me refiero. En este tiempo, lo que la muerte no ha separado, lo ha separado el desinterés o la desgana, personal o ajena.

Los pocos intentos de reconstrucción de relaciones han sido vanos, pues el tiempo se encarga de cambiar aficiones, afectos, de alterar recuerdos y cuando no, cortar por lo sano.

Este blog es un mausoleo de recuerdos para mantener vivos a los buenos y ayudar a enterrar con el olvido a los pocos que no se merecieron el aire que respiraban.... bueno, esto es una hipérbole. No debí leer a Bécquer.

También es la melodía que acompaña a un latir que se apaga.

 





martes, 7 de octubre de 2025

La ciudad quemada. Película (1976).

 

Remolcando la maqueta del submarino con el CRIS 1.
El submarino de madera no puede más y se rinde.
Remolcando la maqueta del submarino con el CRIS 1.

Lunes, seis de octubre de 2025.

Eran las cinco de esta mañana, cuando ya estaba aburrido y no sabía qué hacer.

Había dormido todo lo que tenía que dormir, soñado todo lo que tenía que soñar y meditado, todo lo que tenía que meditar.

No sé si estará bien dicho; me encontraba aburrido y desolado.

Aburrido es algo metafórico, porque no había hecho nada, pero desolado es más gráfico, porque no sabía qué hacer.

Y cuando me ocurre esto, apunto al blog.

El pobre blog debe sentirse como pato de feria.

Se me ha ocurrido rebuscar en el archivo fotográfico buscando algo inédito, pues el otro día me distraje con una flor y me comprometí a traer otra.

Me encontraba rodeado entre flor y flor, por lo que para que la terapia tuviera éxito, necesitaba algo completamente distinto.

Di con ello.

Pero para empezar necesito un preámbulo.

En 1976, se estrenó en Barcelona La ciudad quemada.

La película trataba sobre la Semana Trágica en Barcelona, que se remonta a la pérdida de Cuba por parte de España en manos de los Estados Unidos.

El comportamiento de los Estados Unidos fue deleznable, pero ganaron. Sin honor, pero ganaron, que para ellos era lo importante. Y para nosotros, aunque en otro sentido. Y para los cubanos, que están pagando las consecuencias.

Otrosí.

Hace tiempo escribí una entrada sobre un episodio de la vida de Maceo, patriota de la independencia cubana, que no me atreví publicar por lo inédito y desconcertante en relación a la historia oficial, pero que fue real. Lo tengo documentado con documentos oficiales por ser protagonista del acontecimiento un antepasado familiar, militar de oficio.

Si esta entrada me queda bien y me satisface, quizá me atreva a desempolvar el episodio cubano al que me refiero. Si no, lo conservaré para engrosar mis memorias que probablemente no leerán ni los míos, pero que a mí me divierte escribirlas.

A lo que iba.

En esta película, que probablemente como todas las películas contemporáneas españolas que hablan de episodios españoles desvirtuarán los hechos, aparece en algún momento un submarino.

No he visto la película y no sé a qué viene. Pero lo cierto es que, para las tomas de ese submarino, que estaba hecho de madera y que no se tenía tieso, me pidieron el barco escuela CRIS 1 (he hablado sobradamente de él en el blog), para remolcar la maqueta.

Los de la farándula, a pesar de iban de gratis, querían trastear mi barco demasiado, como si fuera suyo y dije que no.

Pero alguien de la tripulación lo arregló todo, de forma que se comprometieron a no tocar al CRIS 1, de manera que accedí a que se usara como remolcador.

Poco puedo decir del rodaje, puesto que no quise estar presente, pero lo cierto es que costó mucho trabajo que el submarino se mantuviera derecho, pues estaba mal diseñado y acabó como un cajón abarloado al Cris 1, si bien la escena se pudo filmar.

Si pillo la película en Internet y tengo paciencia, intentaré buscar esa escena.

Y eso es todo. Así de soso.

Si hubiera sido una producción de verdad, quizá podría alargar esta entrada hasta el infinito.

Pero fue una escena barata, mal preparada y chapucera, que a pesar de todo parece que pudo aprovecharse.

Es la forma de hacer las cosas a la española; conseguir los efectos deseados con recursos bajo cero y creatividad infinita.

Este episodio me recordó, guardando las distancias, lo que me contaba un anciano que había estado en la División Azul española en la Segunda Guerra Mundial.

Me decía que, cuando el enemigo dañaba un carro de combate, los alemanes tenían tres categorías para tratarlo; una, arreglarlo sobre la marcha; dos, llevarlo al taller para repararlo y tres, destruirlo por no tener arreglo.

Me decía el viejo, que, si había un español cerca para chapucear, hasta se reparaban carros de la categoría tres.

Parece que toda la película de la ciudad quemada estaba hecha en este plan, sin dinero sin recursos, pero a la española.

Lamento la calidad de las fotografías, pero los originales son diapositivas y están marcadas por el tiempo.



Esta es la entrada de la flor a la que me refiero y al compromiso.





domingo, 5 de octubre de 2025

Bignonia, jacaranda o jacarandá.

 

Podranea ricasoliana, bignonia rosa. 
Podranea ricasoliana, bignonia rosa, sección. 
Podranea ricasoliana, bignonia rosa, (macro). 
Podranea ricasoliana, bignonia rosa, (anteras, filamento y polen x 500). 

Hoy domingo veintiocho de septiembre de 2025, estaba tumbado convaleciente, cuando me trajeron una flor simpática.

¡Anda una flor de jacaranda me dije! No estaba demasiado para acá y desde luego no era una flor de jacaranda. Si la flor tuviera otro color podría confundirse, pero mi estado me disculpaba.

Me di cuenta y pensé; voy a escribir mil veces; esto no es una flor de jacaranda, sino una flor de bignonia.

Pero enseguida me dije; ¿y por qué no hago una entrada sobre el tema en el blog, lo que será más gratificante y pedagógico?

Me puse manos a la obra.

Podía haberme vestido de calle, pero eso da trabajo y me puse a escribir en pijama. Pasé calor y sudé. Abrí la ventana para compensar y entró una bocanada de aire helado que me causó un escalofrío.

Sudar en pijama, trabajar en domingo, aire helado en septiembre.

Todo eso me llevó a que al poco, tenía una entrada a medias, un bicho aferrado a la garganta y estaba de nuevo tumbado, mirando a la calle desde la cama y con fiebre. No sabía cuánta, pero pedí; ¡si alguien tiene que salir y pasar por la farmacia, que compre un termómetro, el más barato!

A todo esto, me da uno mis jamacucos.

¡Por favor llama a una ambulancia, esto es la guerra!

… Pero estoy a media entrada y me da tanta pereza ir al hospital, que pido anular la ambulancia y me automedico. Lector, si eres jovencito, nunca debes actuar así, es imprudente y peligroso.

Consulto por teléfono y me dicen que está bien la medicación, pero que no coma ni beba.

Tengo sed y hambre, por lo que como y bebo. Me han dicho que, si como y bebo, que me ponga de lado por si vomito.

Soy obediente y me pongo de lado.

Es un follón comer y beber de lado, los romanos lo hacían, pero en triclinios.

Pasa una hora y vuelvo a llamar para ver si puedo dar por acabado el suceso y hacer una vida normal.

Me dicen que sí, que ya puedo hacer vida normal, si lo que llevo puede considerarse una vida normal. Que, si no es así, que no haga una vida normal, que mejor la haga anormal si se ajusta mejor a los cánones de la ortodoxia médica.

En cuanto pueda me pondré de nuevo con la bignonia que confundí a primer golpe de vista nublada con la jacaranda, un domingo de septiembre, estando vagueando en la cama, más para allá que para acá.


Aquí hablé en su día del jacaranda o jacarandá:


Dentro de unos días intentaré completar la entrada, para que veas su flor.