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sábado, 11 de octubre de 2025

La tontería masoquista de mirar hacia atrás.

 

Chavales a bordo del CRIS 1, en el programa Barcelona i la Mar.
El Dr. en Geología, Sebastián Calzada, director del Museo Geológico del Seminario de Barcelona.
Uno de mis regalos de cumpleaños al Dr. Calzada. Buscar un regalo para un cura es siempre difícil, rayando en lo imposible, cuando además es geólogo. 

A medida que pasan los años y pierdes contacto con las personas que han significado algo para ti, vas quedando huérfano de afectos.

Siguiendo el orden natural y salvo imprevistos, lo común es que primero pierdas a los abuelos, luego a los padres y luego a los familiares próximos mayores que tú.

Pero fuera del ámbito familiar, también te vas dejando la piel a girones con personas que han significado algo especial en algún aspecto o momento de tu vida.

Cada ausencia es un dolor.

Para mí, el mundo de la naturaleza ha sido prácticamente el único que me ha ocupado, junto con personas relacionadas con él. Probablemente me ha ocupado con poco provecho, porque cada uno tiene las luces que tiene.

He decepcionado a quienes veían en mi un aventajado y solvente profesional; dejé la economía y la historia para dedicarme a cuestiones relacionadas con la naturaleza que puedes ver y leer en este blog, para disgusto de próximos.

Ya te he comentado en otro lugar, que dejé el mundo universitario y la dirección financiera de una multinacional alemana, para hacer esto: Quité tiempo de ganar dinero, para dedicarlo a la docencia y al estudio y divulgación de las ciencias naturales, actividades muy improductivas, más bien diría ruinosas.

En este mundo mi recuerdo se remonta a un verano de mi infancia, que pasé con mi primo venezolano, un maravilloso trozo racional de naturaleza, hijo de mi tío Pepe.

No pude disfrutar nuestra común afición, pues al poco mi querido primo era víctima inocente, en Venezuela, de una agresión mortal en la escuela. Desapareció de mi vida, pero no de mi corazón.

Pasaron décadas sin que encontrara un alma afín, hasta que apareció Felipe, un hombre de corazón generoso y también de gran afición por la naturaleza.

Años después, Almería fue una erupción de bondades y conocimientos.

Pero tuve que mudarme y hubiera sido un contraste fatal, si no hubiera tropezado con Sebastián y con Antonio.

Todo esto tocando de pies a tierra.

Mi otra gran afición, la naturaleza en el mar, estuvo menos concurrida, pues al ser un mundo más hostil, tiene menos y más indefinida concurrencia, ya que las personas que nos acercamos al mar somos más complejas y consecuentemente menos abundantes, que las que andan sobre firme; Alfonso, Ramón, Carmen, Francisca, Jorge, Pedro, María José Miguel, Ramón B.... Miguel Ángel P., Thomas. R., José Antonio O., José Carlos L., José B., José H., José M. he de hurgar demasiado.

Me acuerdo de estos y otros varios., No pongo sus apellidos porque no sé si este es el lugar; los reservo para mis inciertas memorias. En cualquier caso, ellos ya saben, si están vivos y se acuerdan de mí, a quienes me refiero. En este tiempo, lo que la muerte no ha separado, lo ha separado el desinterés o la desgana, personal o ajena.

Los pocos intentos de reconstrucción de relaciones han sido vanos, pues el tiempo se encarga de cambiar aficiones, afectos, de alterar recuerdos y cuando no, cortar por lo sano.

Este blog es un mausoleo de recuerdos para mantener vivos a los buenos y ayudar a enterrar con el olvido a los pocos que no se merecieron el aire que respiraban.... bueno, esto es una hipérbole. No debí leer a Bécquer.

También es la melodía que acompaña a un latir que se apaga.

 





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