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Remolcando la maqueta del submarino con el CRIS 1. |
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El submarino de madera no puede más y se rinde. |
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Remolcando la maqueta del submarino con el CRIS 1. |
Lunes, seis de octubre de 2025.
Eran las cinco de esta mañana, cuando ya estaba
aburrido y no sabía qué hacer.
Había dormido todo lo que tenía que dormir, soñado
todo lo que tenía que soñar y meditado, todo lo que tenía que meditar.
No sé si estará bien dicho; me encontraba
aburrido y desolado.
Aburrido es algo metafórico, porque no había hecho
nada, pero desolado es más gráfico, porque no sabía qué hacer.
Y cuando me ocurre esto, apunto al blog.
El pobre blog debe sentirse como pato de feria.
Se me ha ocurrido rebuscar en el archivo
fotográfico buscando algo inédito, pues el otro día me distraje con una flor y
me comprometí a traer otra.
Me encontraba rodeado entre flor y flor, por lo que
para que la terapia tuviera éxito, necesitaba algo completamente distinto.
Di con ello.
Pero para empezar necesito un preámbulo.
En 1976, se estrenó en Barcelona La ciudad
quemada.
La película trataba sobre la Semana Trágica
en Barcelona, que se remonta a la pérdida de Cuba por parte de España en manos
de los Estados Unidos.
El comportamiento de los Estados Unidos fue
deleznable, pero ganaron. Sin honor, pero ganaron, que para ellos era lo
importante. Y para nosotros, aunque en otro sentido. Y para los cubanos, que
están pagando las consecuencias.
Otrosí.
Hace tiempo escribí una entrada sobre un episodio de
la vida de Maceo, patriota de la independencia cubana, que no me atreví
publicar por lo inédito y desconcertante en relación a la historia oficial,
pero que fue real. Lo tengo documentado con documentos oficiales por ser
protagonista del acontecimiento un antepasado familiar, militar de oficio.
Si esta entrada me queda bien y me satisface, quizá
me atreva a desempolvar el episodio cubano al que me refiero. Si no, lo
conservaré para engrosar mis memorias que probablemente no leerán ni los míos,
pero que a mí me divierte escribirlas.
A lo que iba.
En esta película, que probablemente como todas las
películas contemporáneas españolas que hablan de episodios españoles
desvirtuarán los hechos, aparece en algún momento un submarino.
No he visto la película y no sé a qué viene. Pero lo
cierto es que, para las tomas de ese submarino, que estaba hecho de madera y
que no se tenía tieso, me pidieron el barco escuela CRIS 1 (he hablado
sobradamente de él en el blog), para remolcar la maqueta.
Los de la farándula, a pesar de iban de gratis,
querían trastear mi barco demasiado, como si fuera suyo y dije que no.
Pero alguien de la tripulación lo arregló todo, de
forma que se comprometieron a no tocar al CRIS 1, de manera que accedí a
que se usara como remolcador.
Poco puedo decir del rodaje, puesto que no quise
estar presente, pero lo cierto es que costó mucho trabajo que el submarino se
mantuviera derecho, pues estaba mal diseñado y acabó como un cajón abarloado al
Cris 1, si bien la escena se pudo filmar.
Si pillo la película en Internet y tengo paciencia,
intentaré buscar esa escena.
Y eso es todo. Así de soso.
Si hubiera sido una producción de verdad, quizá
podría alargar esta entrada hasta el infinito.
Pero fue una escena barata, mal preparada y
chapucera, que a pesar de todo parece que pudo aprovecharse.
Es la forma de hacer las cosas a la española;
conseguir los efectos deseados con recursos bajo cero y creatividad infinita.
Este episodio me recordó, guardando las distancias, lo
que me contaba un anciano que había estado en la División Azul española en la
Segunda Guerra Mundial.
Me decía que, cuando el enemigo dañaba un carro de
combate, los alemanes tenían tres categorías para tratarlo; una, arreglarlo
sobre la marcha; dos, llevarlo al taller para repararlo y tres, destruirlo por
no tener arreglo.
Me decía el viejo, que, si había un español cerca
para chapucear, hasta se reparaban carros de la categoría tres.
Parece que toda la película de la ciudad quemada
estaba hecha en este plan, sin dinero sin recursos, pero a la española.
Lamento la calidad de las fotografías, pero los originales
son diapositivas y están marcadas por el tiempo.
Esta es la entrada de la flor a la que me refiero y al compromiso.
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