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miércoles, 15 de octubre de 2025

La ballena, el codicioso impaciente, 2… y los arrecifes artificiales de Barcelona.

Imágenes prensa (ver detalle).

 

Arrecifes artificiales en Barcelona, con copias no autorizadas de los módulos de Ramón Luis Mota. y Asensi. Afoto, el far.


En la entrada; inteligencia artificial y docencia, hace cuarenta años, hablo de que La Caixa intentó en su día, copiar las formas innovadoras de mi programa docente Barcelona i la Mar y lo único que consiguió fue una muerte lenta a una serie de animales marinos, que mantenía en acuarios.

Y luego te digo que algo similar pasó con una ballena que apareció muerta en el puerto de Barcelona y que me pidieron me deshiciera de ella.

El punto en común que tienen estas dos situaciones, es que actuaciones mías pensadas con tiempo y meticulosidad para que salieran bien, acabaron regular, por la intervención de un imitador inepto.

En el caso de la ballena, lo dejé todo preparado para rescatarla en su momento, limpiarla y montarla para exhibirla.

Pues bien. Después de enterrarla en Esplugues, me fui a Almería, como ya he explicado en este blog y estuve aprovechando el tiempo, conociendo aquel lugar y sobre todo su geología, que es apasionante.

Un día estaba en el cortijo y sonó el teléfono.

Me llamaban del CRIS de Barcelona, y me decían que habían intentado desenterrar la ballena y que los huesos estaban muy sucios y que no sabían que hacer. Que lo volvían a tapar todo.

Me sorprendió, pero lo entendí.

El alto precio de un esqueleto de ballena hizo que cogieran una excavadora se pusieran a excavar y se llevaran el chasco.

Creo que, en aquel momento, solo había una persona en España que podía dirigir la operación de reconstrucción de un esqueleto de la ballena.

Esa persona era Salvador Filella con quién tenía muy buena relación y al que me llevé a Almería cuando encontré allí el esqueleto fósil de ballena.

Desde el principio contaba con él para el trabajo de reconstrucción, pero como nunca habíamos hablado en serio de esa parte del proceso con el CRIS, esperando que llegara el momento de proceder.

Pero hete aquí que un impaciente codicioso, decidió, por su cuenta y sin ningún conocimiento, iniciar un proceso que él debería creer que era como montar un puzle.

La Caixa en una mera acción de imitación, se cargó a unos animales y rompió con una dinámica de docencia. En lugar de buscar al autor y pedir consejo, en un alarde de ignorancia machacó una idea.

Juan B., en nombre del CRIS, en otro alarde de ignorancia, ignoró al autor y se cargó un proyecto.

Como no hay dos sin tres, cuando el ayuntamiento de Barcelona decidió poner un arrecife artificial en frente de la ciudad, se asesoró con un inepto inexperto al que llegué a conocer por su rastro de incompetencia, Ignoraron a quien inició la construcción de arrecifes artificiales en España, construyendo arrecifes en el Mediterráneo y en el Atlántico.

Los políticos prefirieron a un charlatán paniaguado.

Me dijeron que lo primero que hizo, fue viajar a Brasil con presupuesto municipal y un séquito de políticos, para ver que eran esas cosas de los arrecifes.

Me fastidió un poco que me ignorasen y que dilapidasen dinero público. Un servidor era quien había iniciado este tema en España y el que tenía mayor experiencia, con diferencia abismal, en construcción de arrecifes artificiales. Pero entendí que el objeto era el viaje de gratis total y para eso no me necesitaban.

Al contrario. Conmigo no hubiera viajado nadie.

No les avergonzó plagiar mis módulos, diseñados en su día con la colaboración técnica de Ramón Luis Mota y su gabinete.

No hubiera aceptado ese proyecto al lado de incompetentes consumidores de fondos públicos.

Sí me hubiera gustado realizar el proyecto con mi equipo, que había sido siempre de personas con moral intachable y trabajadores duros.

En el libro El cultivo del mar hablo de ello y no se me ocurre que pudiera encontrar gente mejor que Ramón Luis Mota, el equipo del CRIS o los hermanos Barón.

Siempre me he rodeado de personas excelentes, empezando por Mamen, siempre incondicional al pie del cañón, que me han ayudado a llevar a buen fin lo que me he propuesto.

No sé cómo acabaría esta obra municipal.

Probablemente mal, como las del torpe seguidismo del CRIS o de La Caixa.

Y es que en España seguimos en la picaresca de vivir sin trabajar o de vivir del trabajo ajeno.


Inteligencia artificial y docencia, hace cuarenta años.


 


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