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Seminario de Barcelona, sede del museo geológico. |
El miércoles dieciocho de octubre de dos mil
veintitrés, me llamó el amigo José,
para decirme que la Generalidad de Cataluña, parece
que tiene la intención de cerrar el Museo Geológico
del Seminario de Barcelona, propiedad de la iglesia
católica.
Imagino que habrán llegado a un acuerdo, pues no se
puede cerrar lo que no es de uno y a la vez, no se puede mantener lo que la
autoridad no quiere mantener.
El Museo Geológico del Seminario de Barcelona es una
de las instituciones más prestigiosas de Europa en fósiles de invertebrados.
Es muy reconocido y está relacionado con museos de
su especialidad de todo el mundo, a través de su revista Batalleria, de alto nivel científico.
El museo cuenta con 125 años de historia y
sobrevivió a la guerra civil española, eso sí, dejando un rastro de sangre y
fuego.
El director del museo durante la contienda, un sacerdote
doctor en geología, fue respetado pues no se atrevieron a matarlo gracias a su
gran prestigio internacional.
Intentaron quemar la magnífica biblioteca del museo,
pero seglares del centro excursionista de Cataluña, se ocuparon de ocultarla
construyendo un tabique falso que ocultó una habitación con los libros.
La biblioteca sobrevivió.
No así las magníficas colecciones de fósiles,
especialmente de yacimientos de Cataluña, que siguieron el camino de las
ventanas del seminario, hacia la calle.
Una vez acabada la guerra, se intentaron reconstruir
las colecciones del museo y voluntarios y seminaristas buscaron y subieron con
carretillas, los fósiles que encontraban en la calle.
En el año 2000 se abrió una sala anexa a la
principal, que se dedicó a las escuelas.
Para la nueva sala, se habilitó un cuarto trastero
que luego se descubrió que había sido un laboratorio de historia natural, que
ya existía en el seminario antes de que se creara el museo.
Es decir, que el actual museo tiene más de, de los
125 años que se creía hasta ese descubrimiento.
El conocimiento actual de la geología de Cataluña,
está basado en gran manera, en el trabajo duro y constante, durante más de 125,
años de los científicos del museo geológico del seminario de Barcelona.
Los primeros mapas geológicos de Cataluña, fueron elaborados
por científicos del museo del seminario y hoy siguen siendo referencia.
Puede uno preguntarse el porqué del interés del
seminario en traer la naturaleza a la ciudad e instruir a sus seminaristas en
el mundo de la naturaleza.
Y luego crear una sala dirigida especialmente a las
escuelas.
Quizás sea porque uno de los argumentos de la
existencia de Dios, es observar la creación.
Muchos premios nóveles del mundo de las ciencias
empíricas, concluyen hoy que la observación de la naturaleza lleva a cualquier
persona normal, a la creencia en la existencia de una inteligencia creadora que
nos trasciende.
Dios, ciencia y naturaleza están en completa
armonía.
Esto ya era conocido desde antiguo, y desde luego
desde hace más de 125 años, en que se creó el laboratorio de ciencias naturales
del seminario, para sorprender a los seminaristas de ayer.
En este año, sólo ha habido dos matrículas en el
seminario de Barcelona.
Ya hay pocos seminaristas a los que sorprender.
Pero en Barcelona viven más de dos millones de
personas a las que sorprender.
Y a los visitantes esporádicos.
Y a los millones de visitantes de internet.
Si el mundo científico está de acuerdo en que ciencia
y fe son compatibles, ¿por qué echar por la ventana ese magnífico patrimonio científico
que tiene en sus manos el mundo de la fe?
¿Va a cerrar la iglesia los templos, porque no asisten
fieles?
Cada año hay menos personas en las iglesias.
Pero cada año aumenta la cifra de donaciones de
fieles a la iglesia, a través de las declaraciones de la renta.
¿No habrá algo que se nos escapa en esa estadística?
¿No asisten suficientes visitantes al museo
geológico del seminario y por eso se va a cerrar?
¿Han pensado los responsables de la iglesia católica,
en los efectos colaterales de esa pérdida?
El cierre es irreversible, aunque se pueda plantear
como una fusión de museos.
La experiencia que tiene Barcelona en ese aspecto,
es la de una desaparición paulatina de cultura.
En el mundo de la cultura, la fusión de recursos, es
una forma descafeinada de destruirlos.
Y el cierre, es una forma agresiva y silenciosa de anularla.
Sin dinamita.
Lo que no
consiguieron los protagonistas de una guerra civil, parece que lo va a
conseguir la misma iglesia católica, aliada con las actuales autoridades
políticas de Cataluña.
Para mí
es un día triste.
Y lo es
para la ciencia.
Y debería
serlo, para millones de catalanes que ignoran lo que tienen.
Pero esa
ignorancia no les exculpa.
La falta
de público es para algunos, motivo para echar la persiana.
La sala cardenal Carles en la actualidad.
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Ciencia y fe
Olivo centenario.