Creo
que en algún lugar de este blog ya he comentado este dicho
popular que se refiere a lo que un hombre debe hacer antes de morir. Nunca
encontraremos un hombre completo si "tener un hijo" es
literal. En este caso, sólo puede haber mujeres completas. En mi búsqueda
de la perfección, aún sabiendo que en el estado actual de la ciencia me va a
costar tener el hijo, monté en globo.
Se
puede montar en globo en muchos lugares y siempre por poco dinero. Lo que puede
costar más dinero es el desplazamiento hasta el globo si el lugar está lejos.
Elegí Capadocia (Turquía) por la región y porque aprovechaba otro viaje, con lo
que pagaba dos por uno. Al principio lo del globo me parecía una tontería, pero
estaba equivocado. Debo señalar que Capadocia y Turquía en general, son lugares
emblemáticos para los cristianos. También puedes montar en globo en la Cerdaña
y aprovechar para visitar el románico catalán. Puedes decirme con razón "¡no
es lo mismo!". Pero te diré, "efectivamente no es lo mismo,
pero no desmerece".
"…2007
Sobrevolamos Capadocia en globo... Vemos amanecer y un incidente nos hizo
alargar el vuelo media hora. Luego escuchamos Misa en una iglesia que no ha
interrumpido el culto desde el s. III…"
Postdata,
a sábado 14 de marzo de 2020. Acabo de
releer esta entrada pues quiero aprovechar esta cuarentena por la peculiar
gripe de un coronavirus, para intentar hacer algo de provecho para los que estéis
aburridos como yo.
He
visto que la entrada es demasiado escueta. Creo que ha sido por prudencia, pues
tenía mucho que decir pero no quería abusar. Quiero añadir que es un viaje muy
interesante, aunque en la situación política de esa zona, hoy demasiado
arriesgado, hasta el punto de que quizás no se pueda realizar. Lo emprendí a través de una comunidad
misionera que lo planteó como una peregrinación, lo que me permitió conocer
escenarios del s. I d.C. e inmediatamente
posteriores, a la vez de hacerme una idea de la idiosincrasia del
mulsumán, el oriental, y compararla con
la del cristiano, el occidental. Pura genética.
Viajar
debería ser una disciplina obligada en la educación básica, pues por
tendencioso que sea cicerone, la realidad siempre salta a la vista. Y
ver la evidencia no debe suponer crear antagonismos, sino asumir esa realidad y
crecer sabiendo que existe una diferencia entre personas distintas en la forma,
pero iguales en la naturaleza.
Capitel de dos mil años tratado como si fuera un trozo de pared vieja. La sensibilidad hacia la historia del mundo árabe actual, es como la de la cristiandad hace doscientos años. Es un problema de tiempo.
Este andamiaje tenían instalado los turcos desde hacía lustros, en la antigua Catedral cristiana de Santa Sofía cuando la visité. Justificaban los turcos semejante mamotreto, por unas goteras en la cúpula. Nada justificaba ese andamiaje indefinido, salvo que se quisiera quitar la perspectiva del mayor templo que resistió el paso del tiempo de pie, construido por católicos, cuando las mezquitas musulmanas, mucho más pequeñas, fueron víctimas de terremotos e inclemencias, salvo la Mezquita Azul, más pequeña que Santa Sofía. Con el andamio se evita ver la mayor grandiosisad de Santa Sofía.
Arriba, la preciosa Mezquita Azul, que no necesita del mezquino truco de afear la Catedral de Santa Sofía, para resaltar su valor arquitectónico y místico.
Si quieres ver otro lugar de este blog donde aparece lo del hijo, el árbol, el libro y el globo, haz “clic” aquí.
Capitel de dos mil años tratado como si fuera un trozo de pared vieja. La sensibilidad hacia la historia del mundo árabe actual, es como la de la cristiandad hace doscientos años. Es un problema de tiempo.
Este andamiaje tenían instalado los turcos desde hacía lustros, en la antigua Catedral cristiana de Santa Sofía cuando la visité. Justificaban los turcos semejante mamotreto, por unas goteras en la cúpula. Nada justificaba ese andamiaje indefinido, salvo que se quisiera quitar la perspectiva del mayor templo que resistió el paso del tiempo de pie, construido por católicos, cuando las mezquitas musulmanas, mucho más pequeñas, fueron víctimas de terremotos e inclemencias, salvo la Mezquita Azul, más pequeña que Santa Sofía. Con el andamio se evita ver la mayor grandiosisad de Santa Sofía.
Arriba, la preciosa Mezquita Azul, que no necesita del mezquino truco de afear la Catedral de Santa Sofía, para resaltar su valor arquitectónico y místico.
Por
cierto, empezaba esta entrada diciendo "Creo que en algún lugar de este blog ya
he comentado este dicho popular que se refiere a lo que un hombre debe hacer
antes de morir." Pues bien, acabo de encontrar dónde.
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