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jueves, 5 de marzo de 2020

Calçotada.

Si el que corre es un corredor, el que bebe un bebedor y el que nada es un nadador, ¿por qué el que come no es un comedor, sino un comensal, y es el comedor dónde se come? Pero me estoy perdiendo… Lo que quería decir es que el otro domingo fui a una calçotada a can Comalada, Argentona (Maresme). ¿Qué es una calçotada? Esencialmente una reunión gastronómica en la que se comen calçots, que son cebollas jóvenes que se hacen al fuego . En Internet encontrarás profusión de detalles sobre esta comida, excusa de encuentro (trobada en catalán). Pero no voy a ser redundante con Internet. Una de las peculiaridades de este blog es la originalidad, y te voy a contar mi calçotada.
"La calma antes de la tempestad".

Nos reunimos sobre unas ochenta personas (según la guardia urbana, o unas dos mil, según los organizadores), en un terreno abierto flanqueado de cipreses, árbol tradicional de la hospitalidad, y una encina probablemente centenaria. No podía ser mejor escenario físico. El fuego se hizo en lugar resguardado a tal efecto, para evitar sustos con las llamas, especialmente en días ventosos como fue el de autos. ¡Excelente!

Presidiendo es espacio había una caseta de obra con puerta de cristal que dejaba ver en su interior una imagen de la Moreneta, advocación de la Virgen María, Patrona de Cataluña, que se venera en la Montaña de Montserrat. Con semejante presidencia, no podía ser aquel terreno mejor escenario espiritual. Como este blog es de naturaleza, me veo obligado a matizar que, en realidad la Montaña de Montserrat no es una montaña, sino un relieve, pero otro día hablaré de Montserrat.

Ya tenemos los comensales, que no comedores y el comedor, que no comedero. Con esa primera parte contratante dispuesta, nos queda disponer de la segunda parte contratante, los calçots.



Se contaban por docenas, atados en hatillos, para ser extendidos ordenadamente sobre unas parrillas,  como sardinas en lata, por voluntarios. Para mí ya sería suficiente, y más en  cuaresma, pero la tradición exige que esta deliciosa comida vegetariana se complete con butifarra, un embutido del cerdo. ¡Pues también la butifarra a la parrilla!
Complementos indispensables de los calçots, la butifarra y la salsa romesco.

En el entretanto otros voluntarios han encendido las brasas. ¡Nada de alcohol de quemar! ¡Encendido tradicional! … ¿Qué no prende?... bueno, un poquito de alcohol, ¡pero un chorrito nada más!

Ya se están haciendo las carnes y los vegetales. Las llamas calientan las primeras capas de la cebolla, pero el interior ha de quedar hecho y tierno. ¿cómo se le da el punto? Con experiencia y con miedo, experiencia para no incurrir en el miedo de ser vapuleado por chapuza por una tropa de comensales frustrados.

Cuando todo está listo, ¡a comer!, al modo cómo se comen los calçots! El día acabó como empezó, muy bien tirando a excelente.


Así o peor acaban las manos. Incluso los más ortodoxos y pulcros utilizan baberos para no mancharse la pechera.



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