En los puertos los barcos atracan según su tamaño. Es un criterio de mínimo y elemental orden.
Así, cuando un barco llega a un puerto va con los de su
tamaño, por orden y por sentido común.
Lo que vemos en las fotos de arriba, es lo que pasa cuando el que se encarga del orden tiene una pájara: ¿Es
razonable que te levanten un muro delante del balcón del comedor? No lo es.
Pues entonces, ¿qué ha pasado aquí?
En una estancia en Salou me colocaron con mi Kipling
entre dos megayates, daba entre miedo y risa sólo verlo. ¿Será que aquel
empleado, está rotando por los puertos?
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