Un tornado sobre el mar. (Foto: Libre en Internet.) |
La tripulación de el “buque fantasma”,
atracado en uno de los pantalanes de “Puerto amable” (puerto deportivo
de Vilanova i la Geltrú), tomó la mala costumbre de avituallar
sus estómagos en el restaurante “els Bessons”, que traducido del
catalán es “los gemelos”, propiedad de dos hombres que en poco se parecen en el
físico, pero muy próximos en la afabilidad de carácter.
Una tarde la tripulación se fue al restaurante, cenó en la terraza que disponía en
el paseo, a dos pasos del amarre y, bien cenada, volvió al barco a dormir.
Pasó la noche.
Al amanecer la avezada tripulación se dirigió de nuevo al restaurante para desayunar y recuperarse de una noche agitada
por un tornado que, literalmente, les había pasado por encima.
En el corto camino hacia el desayuno, ya vieron que algo no
funcionaba; el tornado de la noche había causado algunos estragos.
Al llegar a la apacible terraza de la noche anterior, el lugar
de la mesa en la que habían cenado, lo ocupaba una palmera echada a descansar
sobre el suelo.
Los 170 Km./h. del tornado no fueron capaces de
desarraigarla, es casi imposible desarraigar a una palmera, pero sí de
romperla.
Y allí estaba la elegante y veterana palmera, ocupando la
mesa de nuestra tripulación. ¡Mecachis!
Palmera partida por el tornado, caída sobre un restaurante. |
La tripulación, abatida por el espectáculo, se fue a tomar
unas tostadas de mantequilla y mermelada a un bar cercano, pues Vilanova
i la Geltrú, está lo suficientemente nutrida de esos locales como para no pasar ni un día, sin el condumio correspondiente a cada hora establecida por la
costumbre.
Lo verdaderamente asombroso fue que por la noche ¡la
tripulación ya pudo cenar en "su" mesa! El emprendimiento de los
“bessons” fue tal que se repusieron contra reloj del daño causado
por los elementos.
Les deseamos lo mejor.
Els Bessons, el pirata, el tesoro y la palmera. |
El la fotografía, uno de los gemelos junto a un pirata cruel: En medio, el cofre del tesoro sobre un pilar formado por uno de los trozos del
tronco de la palmera caída. Quien tiene voluntad de trabajo, tiene un tesoro.
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