Con afecto, a Luis D.
Calcita pisolítica, ejemplar expuesto en el antiguo museo geológico de Barcelona, hoy desaparecido. |
Hace tiempo moneticé un blog.
Me aparecieron anuncios de las cosas más absurdas,
incluso algunas que diferían de mi gusto.
Renuncié a la monetización.
Nunca he pedido a nadie, particular o institución
que recomiende mi blog.
Entiendo que el contenido es tan amplio, que pueden
interesar unos aspectos concretos o desinteresar otros.
Dejo a criterio de quien me llegue a conocer el
recomendarme o no.
Es más, he tratado aspectos muy concretos, que he
percibido asustan o distancian a alguno de mis lectores que no tienen en cuenta el
contexto del blog al no seguirlo de manera, al menos, rutinaria.
Por eso, creo recordar, que no he recomendado más que
ocasionalmente páginas de contexto amplio.
En ocasiones porque no estoy de acuerdo con aspectos
importantes de lo que dice o anuncia, pero más frecuentemente, porque mis conocimientos
no están a la altura para valorar sus contenidos.
Por ejemplo, recientemente he conocido un blog muy interesante
de minerales, rocas y otros aspectos del mundo físico, en el que no me atrevería
a escribir, porque mi aportación no podría ser más que un recorta y pega,
que evito de todas maneras.
En el especto técnico, tiene juicios sobre matemática cuántica que no comparto y un anuncio publicitario sobre inteligencia artificial, que considero que vende futuribles como consolidados, lo que es cosa normal en el mundo de la publicidad, pero inmoral de cara a la población desinformada.
El editor del blog nada puede hacer para esa
publicidad. Lo sé por experiencia.
Los contenidos que aquí incluyo aportan un toque personal,
que en este blog se puede consentir, pero no en un blog especializado, que
espera más.
He publicado en revistas científicas después de
pasar por una dura crítica y han dejado de publicarme, por no pasarla, temas que
creo que se lo merecían.
De eso he aprendido a no meterme en camisas de once
varas.
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