El otro día, una ciudadana de Tiana se encontró en la acera un ave desfallecida por el calor y el estrés.
Dudamos en si era un avión común o una especie de golondrina.
Los nidos del primero están protegidos por la ley y
no sé si las aves también.
En cualquier caso, llamamos a los forestales para
que nos dijeran qué debíamos hacer con él.
Al poco se presentó la guardia urbana para
hacerse cargo del animal.
Pronto supimos que estaba en un refugio de aves de
excelente reputación en la zona.
Algunas personas piensan que la Guardia Urbana son unos
señores que ponen multas.
Están equivocadas.
La Guardia Urbana son los agentes más próximos a la
ciudadanía que se ocupan de todos los problemas, desde los más simples como éste, a los más complejos.
Son los policías que más a mano tenemos para
cuidarnos y protegernos.
Quien no los ve con simpatía y afecto y respeta su
autoridad, está equivocado.
Como todos nosotros, cometen errores que quedan
compensados con creces por sus aciertos. Lo que no siempre ocurre con nuestros
errores.
Gracias en nombre de este sencillo e indefenso
plumífero irracional y de quienes sentimos afecto por la naturaleza.
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