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domingo, 18 de junio de 2023

Morir como un perro.

Perro (detalle).

Por poco que te hayas fijado cuando has leído este blog sabrás, querido lector, que hay un perro en casa.

Bueno hay más animales que un perro, pero ahora me refiero al perro.

Oigo con frecuencia que la familia dice; que mal lo pasaremos cuando se muera el perro; que vacía estará la casa sin el perro.

El perro no lo entiende, o si lo entiende, lo entenderá a su manera.

Lo que sí sabe es que vive como el Maharaja de Kapurthala, sin una bronca ni un reproche.

Solo mimos y caricias.

Uno, que sí entiende el lenguaje humano, nunca ha oído decir: Cómo te echaremos de menos; ni que vacía estará la casa sin ti.

Quizá es por deferencia, para que no piense que me están echando.

Pero a medida que pasa el tiempo, cada vez lo tengo más claro.

Cuando me muera, quiero morir como un perro.

Bueno, quizás debiera decir, como el perro que vive conmigo en casa.

No intentes lector ver en esta entrada una alegoría freudiana.

Es simplemente una ensoñación de agosto, forjada en la hamaca a la sombra de una morera.

También podría estar a la sombra, al lado de la piscina del yate.

Pero esa zona está afectada por el calor que irradia la pista del helicóptero, pero solo estás cómodo en ese espacio cuando estás metido en la piscina.

Tengo previsto solucionar ese problema de diseño, pero los ingenieros no me darán el resultado por lo menos hasta septiembre.

Hasta entonces tengo que recurrir a la morera centenaria que crece en los jardines del castillo, a la que llego con facilidad en el coche eléctrico adaptado a pisar el césped.

¡Qué monótono es esto de ser líder del pueblo!

He acabado la partida de mus con el camarada y he ganado.

He ganado y ahora me toca decidir el porcentaje de incremento del IRPF del año que viene.

¡Qué dura es la responsabilidad del líder!

Agotado miro al cielo y veo pasar tres palomas.

¡Me ha venido la inspiración; el año que viene subiremos un 3% el IRPF..!

... No me gusta el tres.

Que sea un 3,5, que suena más técnico.

¡Qué vida más perra! siempre agobiado y tomando decisiones.

No me taches de exagerado querido lector, tengo varios amigos que se pasan el verano a la sombra.

Y el invierno, en función del tiempo que les haya impuesto el juez.

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